
El rostro de una mujer pelirroja, con espirales a modo de rizos, y de grandes ojos verdes, nos espera a la altura del número 39 de la calle San Mamés. Su imagen ha sido pintada en una trapa, con acrílicos y espráis, por estudiantes de Maristas San José, como trabajo de las asignaturas de Educación Plástica, Visual y Audiovisual (1º y 3º de la ESO) y de Expresión Artística (4º de la ESO).
La obra ha sido realizada a petición de la dueña del local, en el que regenta una peluquería, quién además, ha sufragado los materiales que se han utilizado. Gracias a esta sinergia entre el colegio y la vecindad, los estudiantes van haciendo intervenciones artísticas que les aportan aprendizajes diferentes:
1- Pintan usando técnicas que no podrían usar en el aula.
2 – Pintan sobre soportes muy distintos a los que se suelen usar en las clases: pintan sobre paredes, o sobre los metales ondulados de las trapas.
3- Pintan a escala gigante, en comparación con los trabajos realizados en el colegio
4 – Se relacionan con la gente que pasa y les habla, lo que les hace adquirir o mejorar sus habilidades sociales sociales.
Suelen ser comentarios positivos, pero también se acostumbran a asimilar las críticas sin frustrarse, incluso cuando, por ejemplo, son injustificadas, como cuando alguien piensa que están pintando sin permiso.
5 -Mejora la motivación y autoestima de los estudiantes, ya que ven cómo su trabajo se traduce, sin necesidad de ser una obra maestra, en una mejoría de un rincón de la ciudad. Un trabajo que, por otra parte, pueden luego revisitar una y otra vez con su familia o amigos, y no queda archivado en un armario.