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La DO León recoge casi tres millones de kilos de uva de muy buena calidad

La autóctona blanca Albarín alcanza nuevo récord con 439.908 kilos en las 87,5 hectáreas de plantación, y se recogen los primeros 2.120 de la recuperada Negro Saurí, que tiene la condición de principal como tinta

La Denominación de Origen León concluyó una accidentada vendimia de 2024 —condicionada como la de 2023 por las continuas interrupciones causadas por las lluvias— con la recogida de casi tres millones de kilos de uva (2.829.211 frente a los 3.017.904 de 2023). Como en los demás territorios vitivinícolas del entorno geográfico, la previsión inicial que desde la floración y el envero apuntaba a una cifra similar a la del año anterior, se vio recortada y la cosecha se cerró finalmente con 188.693 kilos menos, aunque con una merma en todo caso fue muy inferior a las de esas otras zonas próximas.

La anormalidad meteorológica del verano, con un mes de julio inusualmente frío y un agosto extremadamente caluroso, contribuyó a esa reducción de la producción, que tuvo otras causas en la helada del 23 de abril, que afectó sobre todo a zonas del entorno de Valderas, y en mayor medida la granizada del 3 de septiembre, que en esta ocasión causó daños muy importantes en la zona de Valdevimbre, donde se registra la mayor concentración de viñedo, con un veinte y hasta un treinta por ciento de pérdida. Finalmente, las lluvias registradas desde el primer día de vendimia no sólo dificultaron la labor en el campo y el acceso a los viñedos, sino que además impidieron recoger los últimos kilos de uva, especialmente de la variedad mayoritaria Prieto Picudo, muy dañada ya por la botrytis.

La merma de casi el 6% de producción respecto a la vendimia de 2023 rompe ligeramente la tendencia al alza de las dos campañas anteriores, en ambos casos por encima de los tres millones de kilos, tras el desplome a poco más de 2,6 millones de 2021 y de las caídas generalizadas que la precedieron por los efectos negativos de la crisis sanitaria y las dificultades para recuperar mercado en un escenario económico que a día de hoy, aunque las circunstancias y las causas sean otras bien distintas, todavía sigue siendo adverso para el consumo con carácter general y para el vino en particular.

En ese contexto, la variedad reina Prieto Picudo acapara con 2.109.542 kilos (2.326.007 en 2023) el 74,56% del volumen de uva procesada, frente a los 10.662 de Mencía (0,38%, 31.783 en 2023), también principal para la elaboración de rosados y tintos, y los 115.669 de la complementaria Tempranillo (4,09%, 81.238), este año en ligero crecimiento. La novedad de la añada, tras ser modificado el Pliego de Condiciones del Consejo Regulador para incluirla como variedad principal, es la primera aunque todavía muy limitada cosecha de Negro Saurí, con 2.120 kilos (0,07%) recogidos por Melgarajo, la sociedad de viticultores que tiene su viñedo en Melgar de Abajo (Valladolid). Esta vinífera, aunque con otras sinonimias en El Bierzo, Salamanca, Galicia y Norte de Portugal, siempre tuvo presencia en el territorio de la DO León y fue incluida por el Itacyl en el programa de recuperación de variedades autóctonas históricas de las denominaciones de origen de Castilla y León. Y entre las tintas vuelve a quedar sin registro de vendimia la Garnacha, con la condición de autorizada, aunque ya en desuso.

La buena noticia la protagoniza una vez más la Albarín, con 439.909 kilos (15,55% del total) frente a los 347.451 de 2023, lo que supone nuevo récord al superar los 437.077 de 2022. Desciende, en cambio, la Verdejo en casi 123.000 kilos (5,14%, 145.450 frente a 224.945 de 2023) y se mantiene la Godello (0,21%, 5.860 sobre los 5.880 kilos de la cosecha anterior), ambas también principales.

El análisis cualitativo de la añada 2024 destaca nuevamente por la excelente calidad de la uva y su perfecto estado sanitario, a pesar de que las lluvias interrumpieron la recogida desde las primeras jornadas y después de manera reiterada, especialmente los últimos días de septiembre e incluso en octubre, hasta concluir la campaña. La mecanización del proceso posibilitó hacerlo en función de las previsiones meteorológicas y, afortunadamente, en las zonas más sensibles a las consecuencias de la lluvia por la disposición en rastrera de las cepas, los racimos se cortaron en las mejores condiciones.

La uva mantiene una magnífica relación piel-pulpa, con una madurez adecuada pese a esos contratiempos y con muy buenos parámetros generales. Los enólogos destacan de manera unánime las excelentes aptitudes para la elaboración de vinos con las dos variedades principales, Albarín y Prieto Picudo, y sobre todo resaltan el enorme potencial aromático de la blanca, muy por encima incluso de su alto nivel habitual. Los vinos blancos serán de alta expresión aromática, frutales y frescos en boca por las características de las variedades, especialmente en el caso de los albarines, vigorosamente varietales, equilibrados y con excelentes aptitudes, incluso para elaboraciones complejas.

La Prieto Picudo, esencialmente destinada a la elaboración de rosados (suponen casi el 70% de la producción total), dará vinos de gran pureza varietal, extraordinariamente fragantes y también con muy buenos equilibrios entre alcohol, de nuevo en esta ocasión más contenido, y la acidez característica que siempre le aporta frescura. Los enólogos se enfrentarán un año más al reto de aprovechar las excepcionales condiciones de la fruta para elaborar unos tintos que, con magníficas aptitudes también para la crianza, incluso larga, probablemente recordarán a los de las mejores añadas. Serán vinos muy raciales, con toda la fuerza y rusticidad de una vinífera difícil como la Prieto Picudo, pero con la agradable finura, sedosidad y elegancia que vienen demostrando los de las últimas añadas.

Fuente
DO León
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