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El fuego acorrala a León: tres incendios en nivel 2 y ocho activos en una jornada de calor extremo

La provincia de León vive una jornada crítica con la escalada de la emergencia forestal. Tres grandes incendios, en Llamas de Cabrera, Yeres y Almázcara, han alcanzado el nivel 2 de gravedad, una situación que se suma a la batalla que se libra contra otros cinco fuegos en el territorio leonés

La amenaza se cierne sobre viviendas, patrimonio natural de incalculable valor y una población que asiste con angustia a una situación que empeora por momentos, con el calor asfixiante, la baja humedad y la posibilidad de tormentas eléctricas que complican aún más los esfuerzos de extinción.

Una batalla en varios frentes: los incendios de nivel 2

La jornada del domingo 10 de agosto ha traído consigo un panorama desolador para la provincia de León. De los ocho incendios forestales que mantienen en vilo a las autoridades y la población, tres han sido declarados de nivel 2. Esta categoría se activa cuando el fuego pone en riesgo a personas, bienes materiales, infraestructuras críticas o el patrimonio natural. La situación ha obligado a desplegar una respuesta coordinada de la Junta de Castilla y León, el Gobierno central y la Unidad Militar de Emergencias (UME).

El incendio más antiguo, que lleva activo desde el viernes en la comarca de La Cabrera, dentro del término municipal de Benuza, ha evolucionado de manera preocupante en la zona de Llamas de Cabrera. A pesar de los esfuerzos del amplio dispositivo de extinción que ha llegado a movilizar a casi 50 medios, las dificultades orográficas de la zona, con elevadas pendientes y la presencia de antiguos canales romanos, han dificultado enormemente las labores. El fuego, que se nutre de una gran cantidad de matorral seco, ha obligado a mantener un dispositivo de vigilancia constante, con la BRIF de Tabuyo y la soriana de Lubia en primera línea de combate.

El segundo foco que preocupa a las autoridades es el declarado en el término municipal de Benuza, cerca de una senda que rodea el paraje de Las Médulas. Aunque el frente sur no ha avanzado hacia este lugar Patrimonio de la Humanidad, el fuego sí lo hizo hacia el municipio de Yeres, lo que obligó al desalojo preventivo de 35 personas. La situación mantiene en alerta a los equipos de extinción y a los responsables de patrimonio, que miran de reojo la evolución del incendio ante el riesgo latente que supone para este tesoro natural y cultural.

El último de los tres incendios en alcanzar el nivel 2 es el que se ha declarado en Villaverde de los Cestos, en el término municipal de Castropodame. La proximidad de las llamas a viviendas y a importantes infraestructuras ha desatado todas las alarmas. El humo provocado por el incendio ha obligado a cortar la Nacional VI entre los kilómetros 370 y 380, afectando también a la visibilidad en la autovía A-6, aunque de momento sin restricciones. La situación también ha provocado la suspensión del tráfico ferroviario entre San Miguel de Dueñas y Bembibre, afectando a los viajeros del tren de Media Distancia 12605.

La labor titánica de los equipos de extinción

Ante la gravedad de la situación, el CECOPI (Centro de Coordinación Operativa Integrada) se ha reunido de urgencia para coordinar la respuesta. El incendio de Llamas de Cabrera, ubicado en una zona de montaña con matorral muy seco, y el de Yeres, con la amenaza latente sobre Las Médulas, han requerido una respuesta rápida y contundente. La UME ha desplegado un amplio contingente en la zona, con 56 militares y 25 vehículos, además de dos helicópteros bombarderos que se sumarán a la lucha contra el fuego.

Pero la batalla no se libra solo en los incendios de nivel 2. Hay otros cinco fuegos activos en la provincia, dos de los cuales, los de Orallo y Fasgar, se encuentran en nivel 1 de gravedad. Ambos se originaron el pasado viernes, y se cree que la causa pudo ser un rayo. La respuesta coordinada de la Junta de Castilla y León, el Gobierno central y la UME también se ha hecho notar en estos incendios. En Orallo, medio centenar de militares y 22 vehículos de la UME combaten las llamas, mientras que en Fasgar, una patrulla de la Guardia Civil y una brigada de la BRIF de Pinofranqueado en Cáceres luchan contra un incendio forestal que los expertos califican como «netamente forestal» y que requiere «mucho trabajo terrestre» para ser extinguido.

La lucha contra las llamas se complica aún más por las condiciones meteorológicas. La previsión de inestabilidad atmosférica para la tarde del domingo, con la posibilidad de tormentas secas, supone un riesgo adicional. A las altas temperaturas, la baja humedad y la abundancia de combustible en el monte, se suma la amenaza de nuevos rayos que puedan provocar nuevos incendios y complicar aún más una situación ya de por sí crítica.

A pesar de las dificultades, los equipos de extinción están haciendo un trabajo incansable, en una lucha titánica que se libra en varios frentes. La respuesta coordinada entre las distintas administraciones es clave para hacer frente a una emergencia forestal sin precedentes en la provincia. La situación es un recordatorio de la fragilidad del ecosistema y de la necesidad de una gestión forestal y prevención de incendios más efectiva, especialmente en una época del año en la que las condiciones meteorológicas convierten a los montes en un polvorín.

El futuro incierto: del desalojo al despliegue masivo

La evacuación de Yeres, la amenaza sobre el patrimonio de Las Médulas y el corte de la N-VI por el humo del incendio de Almázcara son solo una muestra del drama que se vive en León. Los habitantes de la zona asisten con impotencia a una situación que no mejora, mientras los equipos de extinción, exhaustos pero decididos, siguen luchando contra el fuego.

El despliegue masivo de medios aéreos y terrestres, con la participación de la UME, la BRIF y la Guardia Civil, demuestra la gravedad de la situación. La lucha contra los incendios forestales no es solo una batalla contra el fuego, sino también contra el tiempo, las condiciones meteorológicas y el terreno. La incertidumbre se mantiene en el aire, con la esperanza de que las llamas puedan ser controladas y la provincia de León pueda respirar de nuevo, a pesar de las cicatrices que dejarán estos incendios en la tierra y en el corazón de sus gentes.

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