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Según el informe “Mujeres Rurales”, de EAE Business School, la mujer rural sufre hábitos y conductas discriminatorias que limitan su implicación, acceso y su participación femenina en la economía y políticas rurales.
Este diagnóstico de la mujer rural en España, elaborado por las profesoras de EAE Business School, Marta González-Peláez y Carina Mellit, también revela que, a pesar de los grandes cambios en la vida social y económica de las mujeres en el último siglo, estas siguen sufriendo importantes desigualdades.
Para realizar este estudio, las autoras han realizado una labor de investigación en diversas fuentes, cuyo análisis completan con los testimonios de ocho mujeres relevantes que reflejan la situación de las niñas, jóvenes y que viven en la España rural.
SITUACIÓN SOCIAL
El informe “Mujeres Rurales” refleja las diferencias en la educación de la población femenina rural y urbana. La población rural tiene, mayoritariamente, estudios de carácter medio (52,3%), lo que se corresponde con niveles de Educación Secundaria Obligatoria y Formación Profesional. En este nivel predominan ligeramente los hombres sobre las mujeres, con algo más de 3 puntos porcentuales de diferencia, lo que podría deberse a la formación profesional continuada ligada a la propia actividad rural. En cambio, las mujeres predominan sobre los hombres en cuanto a estudios básicos (en total, cerca del 27%). Finalmente, algo más de un cuarto de la población rural (20,8%) tiene estudios superiores donde las mujeres llevan la delantera con 3 puntos porcentuales de diferencia.
Otro dato revelador se centra en el rol de cuidadora de la mujer que, en el caso de la España rural, se acentúa aún más. Así, del total de personas que conviven con alguien en situación de dependencia, la persona cuidadora principal es una mujer en el 85,6% de los casos. Esta cifra es abrumadoramente superior a la registrada entre los hombres, que se sitúa en un 26,8%.
PRECARIEDAD ECONÓMICA
Este contexto social determina también la situación de precariedad de muchas mujeres rurales. La investigación de EAE Business School constata que la tasa de empleo rural es del 56,8%, siendo la femenina del 51,6% y la masculina del 60,6%. Cabe destacar, según el informe de la escuela de negocios, que España es el segundo país de la Unión Europea con la mayor tasa de paro rural, siendo la brecha de sexo o género superior a la europea.
Sin embargo, los datos de desempleo rural femenino contrastan con el hecho de que la gran mayoría de las mujeres trabaja, aunque sin cotizar. Así, cuatro de cada cinco mujeres, un 82%, desarrolla su actividad profesional en explotaciones agropecuarias y ganaderas familiares, aunque solo coticen 3 de cada cinco, un 59%. Esta situación de vulnerabilidad es una de las causas que explican que el nivel de renta económica de estas mujeres apenas alcanza el 50% de la media europea.
Otro aspecto muy importante es la titularidad de las explotaciones. Menos del 9% de ellas están gestionadas por mujeres y son generalmente minifundios. En cambio, las que están dirigidas por hombres son extensiones mayores. Y como ya dijimos anteriormente el 59% de las mujeres que trabajan en explotaciones familiares no cotiza por ello.
Para las autoras del estudio, Marta González-Peláez y Carina Mellit, “la mujer rural sufre importantes desigualdades pues siguen existiendo hábitos y conductas discriminatorias que limitan la implicación, el acceso y la participación femenina en la economía y políticas rurales”.
“Pese al paso de los años y de los siglos, gran parte de su labor en el mundo rural sigue siendo invisible y para contrarrestar esto es importante llevar a cabo acciones, campañas de sensibilización y de formación para conseguir un cambio de mentalidad que transforme los valores y creencias en torno a de los diferentes géneros en el ámbito rural”, añaden.
Sobre la Ley de la Titularidad compartida, González-Peláez y Mellit opinan que “ha sido uno de los grandes avances realizados en los últimos años. Ha logrado profesionalizar y visibilizar el trabajo que hacen las mujeres en las explotaciones agrarias familiares, pero también mejora la calidad de vida en el medio rural y fomenta el establecimiento en la zona rural”.
“LA GRAN RENUNCIA” A LA CIUDAD
A partir de los años 70, el fenómeno denominado “commuting” (traslado diario desde el domicilio rural a un municipio de distancia considerable por motivos labores) afectó la densidad poblacional de los pueblos. Según el Banco de España, la caída en los costes de commuting –tanto económicos como en tiempo– ha facilitado que muchos municipios rurales próximos a centros urbanos se reconviertan en “municipios-dormitorio”.
El informe de EAE Business School, también aborda la llamada “Gran Renuncia”, un movimiento social asociado al hartazgo de condiciones de abuso en los puestos de trabajo (jornadas interminables, malo salarios y managers) muy asociado a la post-pandemia y que ha empujado a miles de ciudadanos a dejar voluntariamente sus empleos.
Ejemplo de esta “gran renuncia” es Belén, una mujer formada como Educadora Social que dejó su trabajo en la ciudad de Valladolid para hacerse emprendedora rural en un proyecto que comparte al 50% con su pareja. Juntos han montado una empresa de elaboración de cerveza artesana y han restaurado la casa de sus abuelos para explotarla como turismo rural. Belén gestiona el día a día de la casa y la estrategia de difusión y organización de la misma. Así mismo se ocupa de la difusión y distribución de la cerveza y su pareja de la elaboración.
“Todos estos movimientos sociales pueden cambiar la historia de nuestras zonas rurales, pero no acabarán de asentarse si no se sigue trabajando en la mejora de las comunicaciones, transportes y oferta de servicios de los ámbitos rurales”, recalca Carina Mellit.
Cabe destacar que Belén se encarga de cuidar a sus suegros, de acompañarlos a médicos y de las atenciones, pese a que ella cree que debería ser al cincuenta por ciento, pero en las zonas rurales, son mayoritariamente las mujeres quienes continúan siendo las cuidadoras de la familia dependiente.
INVESTIGACIÓN CUALITATIVA
Este diagnóstico social y económico se complementa con los testimonios de ocho mujeres que profundizan en la situación real de la mujer rural: Mari Carmen Resua Rey, mariscadora de tradición familiar de Cambados en las Rías Bajas y en la provincia de Pontevedra (Galicia); Julia Quintana Arribas, agricultora especialista en cereales; Teresa Fontanals, negocio de turismo rural “Casa Fontanals”; Virginia De Rioja Melguizo, vaquera y ganadera en Vilviestre del Pinar (Burgos); Maria Hernández Hernández, bióloga y olivarera en Herguijuela de la Sierra (Salamanca); Belén Saldaña Ruíz, dueña de la marca VEREDA Cerveza rural y Casa rural Ledigos (Palencia); María Inmaculada Idáñez Vargas, agricultora en Almería (Andalucía); y Maria Rovira Durán, agricultora de frutas y verduras ecológicas De la Maria La Fortesa de Piera-Alt Penedès (Barcelona).
En el estudio de EAE Business School también ha contado con la colaboración de varias asociaciones que velan por el impulso, reconocimiento, respeto social y presencia de la mujer emprendedora rural, como AFAMMER Catalunya; Socia Grupo RH Barcelona; Asociación Multisectorial de Mujeres Directivas y Empresarias (AMMDE); y Grupo Dones del Mundo Rural.