Noticias de León / Ahora León / Texto: Noemi Carro / endogamia
Echar la vista atrás hacia las crónicas de uno y otro tiempo invita a pensar que muy bien no ha resultado solucionar las cosas en el bar, a la vista está, tal y como nos ha ido. Ponme una caña, que aún no procede el whisky, es demasiado pronto, y ya te voy a contar yo lo que pasa y lo que al país éste le hace falta. Y a León, porque vaya con León, con la de cosas bonitas que tiene, y cómo se lo están cargando. Por cierto, ¿has visto a qué se dedica David? Sí, el que hizo aquella asociación de literatos que no ha llegado a nada. Pues menudo idiota, ahora va a montar un café rollo escandinavo para ver si atrae a la gente con música e historias. Es que con gente así que cada vez está haciendo una cosa distinta, no se puede. Qué se piensa, ¿que tiene veinte años? Si por mí fuera…
Aquí decimos qué bien al otro si el otro ha aceptado antes de forma implícita decirnos qué bien al terminar nosotros. En nuestra atalaya de invierno largo y meseta alta, todo se reduce al yo, y el otro, el foráneo, incluso el que se fue de aquí para conocer y probar suerte con la ilusión de volver y volvió, es un traidor. Uno pudiera verle a esta actitud ciertas ventajas; yo no lo consigo. Veo contras, y uno muy evidente: la endogamia estandariza el modelo, aniquila las notas disonantes y nutre la mediocridad. Claro que, si alguien alcanza algo en esta ciudad de provincias, yo le conocía antes de empezar todo aquello, éramos buenos amigos, hablamos de vez en cuando. Somos los reyes del sabotaje, que en la propia comodidad de vivir en la gran ciudad hemos olvidado lo importante de los inviernos largos y la solidaridad pues, como reyes, tenemos derecho a que se nos dé, y nunca obligación de dar.
Al final habrá camareros mientras haya a quien servir: mientras haya quien se dedique a hablar con ligereza y sentencia de lo que otros pelean, con razón o sin ella. Mientras se siga practicando el deporte nacional, que lo seguiría siendo aunque nos quitaran toda diversión. Mientras haya una doble vara al medir; mientras la mierda de Industriales moleste mucho más que la mierda de Genarín.