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Las olas de calor en España tienen un impacto significativo en la salud, especialmente durante los meses de verano cuando las temperaturas extremas son más frecuentes. Un equipo de investigadores del Instituto de Salud Global de Barcelona ha analizado datos de hospitalizaciones en España durante un período de 14 años, y los resultados son alarmantes. Durante las olas de calor, el riesgo de hospitalización por trastornos metabólicos y obesidad se dispara un 97%.
En términos de vulnerabilidad, los niños menores de 1 año y los adultos mayores de 85 años son los más afectados, debido a su menor capacidad para regular la temperatura corporal. Además, hay diferencias significativas por sexo: los hombres tienen un mayor riesgo de hospitalización por lesiones, mientras que las mujeres son más propensas a ingresar por enfermedades parasitarias, endocrinas y metabólicas, respiratorias y urinarias. Esto muestra cómo el calor extremo puede afectar de manera diversa a diferentes grupos de población.
Impacto económico de las olas de calor
Además del impacto en la salud, las olas de calor también afectan la economía. El uso intensivo de aire acondicionado durante estos períodos puede llevar a un aumento en la factura de la luz, afectando el presupuesto de las familias. Las comercializadoras de luz también enfrentan desafíos para satisfacer la alta demanda de electricidad. Este es un buen momento para considerar alternativas sostenibles, como la instalación de placas solares. Las energías renovables no solo ayudan a reducir el impacto ambiental, sino que también pueden proporcionar una fuente de energía más estable y económica durante los picos de demanda. Las olas de calor tienen un impacto considerable tanto en la salud pública como en la economía, afectando al precio de la luz, y es muy importante que las provincias más afectadas tomen medidas preventivas y de adaptación para proteger a sus habitantes.
Consejos para protegerse del sol
Protegerse del calor extremo es vital para mantener la salud durante las olas de calor. Aquí algunos consejos prácticos para minimizar los riesgos:
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Beber agua constantemente, incluso cuando no se tiene sed, para mantener el cuerpo fresco y funcionando correctamente.
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Utilizar ropa ligera y de colores claros, que reflejen la luz del sol en lugar de absorberla.
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Evitar la exposición directa al sol durante las horas más calurosas del día, generalmente entre las 10 a.m. y las 4 p.m.
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Buscar sombra y utilizar sombreros y gafas de sol para prevenir el golpe de calor.
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Utilizar ventiladores y aire acondicionado, considera algunas tarifas de luz especiales para verano o segundas residencias.
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Buscar lugares frescos como centros comerciales o bibliotecas como alternativa económica para mantenerse fresco.
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Utilizar protector solar de amplio espectro para proteger la piel de los dañinos rayos UV.
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Evitar realizar actividades físicas intensas durante las horas más calurosas.
Estos simples pasos pueden ayudar a reducir significativamente los riesgos asociados con el calor extremo.
