Noticias de León / Ahora León / Texto: M. Damiani
Una de las cualidades que más buscamos y exigimos de las personas es la honestidad. Esta cualidad es indispensable para favorecer que las relaciones humanas se desenvuelvan en un clima armonioso y de confianza mutua.
El hecho que prevalezca la veracidad en la vida aporta algo beneficioso a los demás. La mayor honestidad equivale a un completo equilibrio entre lo que se piensa, se dice y se hace.
No encierra sólo el hecho de no decir mentiras, sino que abarca otras cualidades que anticipan todo un estilo de vida. Reflejarlas implica poner orden dentro de cada uno y lograr transparencia e integridad.
Actualmente, pareciera quedar demodé la honestidad en relación a un tema tan vigente y de relevancia como es la corrupción. ¿Se etiqueta al corrupto como listo y al honesto como desactualizado?
Para el psicoterapeuta y escritor Luis Muiño, el corrupto es aquel “que se cree invulnerable, que se puede saltar la norma porque es más listo que los demás. Y ese narcisismo ególatra, que le pierde, es el que le lleva a cometer errores por los que le pillan”.
España está siendo afectada por la corrupción y cada día los españoles desayunan con nuevas noticias sobre multitud de casos corruptivos, hasta el 95 por ciento de la población española percibe en la corrupción un problema muy extendido que afecta a su vida cotidiana.
¿Pero, cómo se combate la corrupción?
Los principales instrumentos para combatirla son los formativos, los referentes a la educación. Las acciones formativas deben encaminarse hacia la familia, pues ellos son los principales educadores que pueden inculcar valores éticos y morales, así como ayudar a desarrollar cualidades espirituales.
Asimismo se requiere un cambio de cultura para el mañana, un cambio de hábitos, actitudes y expectativas tanto de los ciudadanos como de sus gobernantes.
Combatir con efectividad la corrupción es por medio de la honestidad y de la integridad, dos valores claves y eliminarla a través de la comprensión espiritual de la totalidad del bien, siendo cada uno un ejemplo de honestidad al vivirla diariamente. Todos podemos gozar de los beneficios de ser honestos al reconocer nuestra verdadera identidad espiritual.
El lenguaje bíblico en relación con la mentira es que uno debería guardar gran distancia con ella. El valor absoluto de no mentir es modificado por el deber de la bondad y la sinceridad. Unos meses atrás leí una noticia sobre un sirio refugiado en Alemania que devolvió a las autoridades locales €50.000 que había encontrado en un viejo armario que recibió de una organización caritativa. El joven alegó, según sus principios religiosos, que no hay que apropiarse de lo que no le pertenece a uno. ¡Un claro ejemplo de honradez!
La Biblia menciona mucho la mentira por no ser parte de la vida auténticamente cristiana. El nombre de Judas es conocido en la historia como sinónimo de traidor y entregador de Jesús por interés por el dinero. Se lo conceptualiza como una persona interesada y de poco valor moral.
Este discípulo vivió al lado de Jesús como amigo, pero fue víctima de su propia mezquindad, codicia y debilidad humana y estas tres últimas encierran el origen de la corrupción.
El remordimiento de Judas a causa de la traición lo llevó a atentar contra su propia vida. Por eso es importante vencer esos sentimientos. La reforma es una posibilidad que está al alcance de aquellos que buscan la misericordia divina en lugar de quedar inmerso en el remordimiento y la culpa.
La visionaria y pensadora cristiana, Mary Baker Eddy expresa en su libro de referencia sobre curación espiritual, Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras: “La honestidad es poder espiritual. La deshonestidad es debilidad humana, que pierde el derecho a la ayuda divina”.
Es responsabilidad de todos crear una cultura de honradez y transparencia en el mundo. Más que quejarse de la falta de honestidad de otros, el trabajo comienza desde cada uno, no solo es responsabilidad de los políticos. Para ello debemos saber quiénes somos, es decir reconocernos como la evidencia de la única Mente y esta verdad nos hace receptivos a muchas bendiciones y éxitos.
Sé honesto porque la honestidad es un antídoto contra el mal y será la armadura que te protegerá de aquello que atente contra tu dignidad.