Cerca de 80 estudiantes de Ingeniería Informática de la ULE han respondido a un reto real planteado por la multinacional Antolin y coordinado por el Clúster de Automoción y Movilidad de Castilla y León (FaCYL). El desafío: diseñar un software capaz de detectar anomalías en piezas plásticas y evitar que productos defectuosos lleguen a las líneas de producción de las empresas de automoción.
La actividad se ha desarrollado por segundo año consecutivo en la Escuela de Ingenierías Industrial, Informática y Aeroespacial de la Universidad de León, dentro de la asignatura de Dirección de Proyectos de tercer curso. Los estudiantes de Ingeniería Informática de la ULE, organizados en equipos, han aplicado los contenidos teóricos a problemas concretos del tejido industrial, reforzando así su preparación para el mercado laboral.
Universidad y empresa, conectadas a través de retos reales
La iniciativa forma parte de la apuesta estratégica de la Escuela por estrechar la relación entre la universidad y el entorno productivo. El objetivo es que los estudiantes de Ingeniería Informática de la ULE comprueben que los conocimientos adquiridos en el aula tienen una aplicación directa en la industria y que su talento puede responder a necesidades reales de empresas líderes.
Desde la dirección del centro se subraya que este tipo de desafíos refuerza la motivación del alumnado y consolida la colaboración con compañías tractoras del sector. La experiencia se consolida tras el éxito de la primera edición y ya se trabaja en un nuevo reto con Michelin, nuevamente con la mediación de FaCYL, lo que confirma la buena acogida del modelo entre empresas y comunidad académica.
Por parte del clúster, se destaca que el programa contribuye a detectar talento joven para el sector de la automoción y la movilidad en Castilla y León. Además, permite que los futuros profesionales se familiaricen con los desafíos tecnológicos y operativos a los que se enfrentan las compañías en su día a día, y pone en valor la implicación del profesorado como pieza clave para que la experiencia resulte exitosa.
Un software de visión artificial para piezas plásticas
El reto planteado por el Departamento de Fabricación Avanzada 4.0 de Antolin consistía en desarrollar una herramienta informática de detección de anomalías en piezas plásticas. La solución debía incluir un modelo de inteligencia artificial para el análisis de imágenes y una aplicación de inspección capaz de integrarse en los procesos de fabricación.
En la producción de componentes plásticos, los defectos potenciales son muy diversos en su forma y ubicación, además de tener una ocurrencia baja. Por ello, el desafío se centraba en entrenar modelos de visión artificial en tiempos razonables, alcanzando una alta precisión en la detección de anomalías y manteniendo un bajo ratio de falsos positivos.
Durante varias semanas, los participantes han contado con el apoyo de los profesores Laura Fernández Robles, Manuel Castejón Limas y Gabriel Medina, así como con el acompañamiento del responsable de Inteligencia de Datos en Fabricación Avanzada 4.0 de la compañía. Además, han visitado la sede central de Antolin en Burgos, lo que les ha permitido conocer de primera mano el contexto industrial y las necesidades reales del proyecto.
Innovación, sostenibilidad y un premio de 500 euros
El trabajo de los estudiantes de Ingeniería Informática de la ULE también ha incorporado una dimensión de sostenibilidad ambiental, enmarcada en el proyecto europeo ENVIHEI (Student-centered learning for ENVIronmental sustainability at Higher Education Institutions), coordinado por la Universidad de León y financiado por el programa Erasmus+. De este modo, el reto no solo ha buscado optimizar la calidad del producto, sino también integrar criterios de eficiencia y responsabilidad ambiental en las soluciones propuestas.
El equipo ganador, formado por estudiantes de 3º de Ingeniería Informática, ha desarrollado una aplicación que facilita el análisis de anomalías y ayuda a que los productos defectuosos no alcancen las líneas de producción. La herramienta se ha diseñado para que cualquier operario pueda utilizarla de forma intuitiva, lo que favorece su implantación en entornos industriales reales.
Como reconocimiento a su trabajo, el grupo vencedor ha obtenido un premio de 500 euros otorgado por FaCYL, que refuerza el valor de la innovación y la colaboración entre el ámbito universitario y el sector empresarial. La experiencia confirma que los estudiantes de Ingeniería Informática de la ULE están en condiciones de aportar soluciones tecnológicas avanzadas a los retos actuales de la automoción y abre la puerta a futuras colaboraciones en el campo de la fabricación avanzada y la inteligencia artificial aplicada a la industria.
