
En las profundidades silentes de la Tierra de Campos leonesa, un universo olvidado aguarda su redescubrimiento. Las bodegas tradicionales, esas centinelas de piedra y tierra que durante siglos han servido de desahogo a las casas y de santuario al vino, se preparan para revelar sus secretos más íntimos. No solo albergan cubas centenarias y aperos en desuso, sino que, en la quietud de su penumbra, guardan historias fantásticas y ecos de vidas pasadas. Esos relatos, atrapados en el amor de la tierra, esperan que un alma despistada abra la puerta; en ese preciso instante, narraciones y recuerdos surgen, frotados por el aire fresco que inunda la cueva, invitando a un viaje a través del tiempo.
«Bajo Tierra» es la iniciativa que da nombre a esta resurrección, un proyecto que nace de la imperiosa necesidad de poner en valor la arquitectura escondida, presente pero a menudo olvidada, de los pueblos del sur de León, de la vasta y evocadora Tierra de Campos. Valderas, sin desmerecer otros núcleos de gran valor, emerge como el epicentro, un auténtico contenedor de las mejores muestras de estas singulares «catedrales del vino» que salpican el territorio.
De la intimidad a la luz: Las bodegas como templos de sociabilidad y arte
La esencia de «Bajo Tierra» reside en su ambición por recuperar el valor de sociabilidad que siempre tuvieron las bodegas. Más allá de su función vinícola, estos espacios fueron tradicionalmente puntos de encuentro, de camaradería, de celebración. El proyecto busca transformar estos lugares, emblemáticos por los grandes sabores de nuestra tierra, en vibrantes contenedores de arte. Se han concebido propuestas culturales que no solo respetan la monumentalidad del espacio, sino que realzan su singularidad, invitando a ser descubiertas por sus propias gentes. Una invitación especialmente significativa para aquellos vecinos que, a menudo, nunca tuvieron la oportunidad de conocerlas a fondo, bien porque sus guardianes vivían en otros lugares o por pertenecer al ámbito estrictamente privado.
Esta iniciativa democrática permite mostrar estos templos escondidos a nuestros vecinos: a los mayores, les brinda la oportunidad de remover historias de tiempos pasados, de revivir recuerdos y anécdotas bajo el mismo techo que fue testigo de ellas; y a los más jóvenes, que hasta ahora solo intuían sus secretos por las misteriosas zarceras que desprenden el sabor de un aire añejo, les ofrece la posibilidad de descubrir por sí mismos las historias contadas por sus mayores, tangibles y respirables en la frescura subterránea.
El proyecto «Bajo Tierra» se enclava, además, dentro de una iniciativa comarcal más amplia y ambiciosa: «Sembrando Cultura«. Esta alianza, fruto de la colaboración entre ayuntamientos de las provincias de León, Valladolid, Palencia y Zamora, todos ellos pertenecientes a la comarca Esla – Tierra de Campos, persigue un objetivo común y vital: dar a conocer y visibilizar las tradiciones, el patrimonio monumental y natural de este singular espacio geográfico. Todo ello, se realizará a través de la difusión de las actividades culturales que en él se desarrollan, utilizando herramientas digitales para optimizar la difusión de contenidos y la ordenación de un calendario compartido, buscando una mayor rentabilidad de los esfuerzos, tanto humanos como económicos. Una sinergia cultural que promete tejer una red vibrante de experiencias en el corazón de la Meseta.
Espacios de «Bajo Tierra, artes de lo mínimo»: Donde la vida se vuelve escena
El alma de «Bajo Tierra» late en la transformación de sus espacios: concebidos como lugares culturales, están destinados a albergar artes escénicas, a provocar el pensamiento y a generar vibraciones únicas. El teatro, esa disciplina que simboliza la vida misma y que etimológicamente proviene del griego «mirar» (mirar imágenes de la vida humana), encuentra en estos enclaves una resonancia especial. Para ello, se requiere edificar espacios, y por edificar no se entiende construir un lleno, sino circunscribir un vacío, un espacio que se presta a la representación y a la contemplación de las actividades propias de la vida humana.
Podemos afirmar que los espacios culturales destinados a las artes escénicas han existido desde los tiempos prehistóricos. El hombre primitivo ya elegía lugares tranquilos, a menudo espacios sagrados, para invocar la divinidad, celebrar acontecimientos cruciales como la recolección de la cosecha, la partida para la caza, o la realización de ritos fúnebres. Para ello, se valía del lenguaje gestual, del canto y, sobre todo, de la danza, tejiendo rituales que eran, en esencia, las primeras manifestaciones artísticas y performativas.
En nuestras casas, bajo la tierra, poseemos esos espacios primigenios. El proyecto «Bajo Tierra» es un verdadero despertar de los mismos para los fines para los que fueron, quizás inconscientemente, construidos: ser generadores de acciones culturales. Estas bodegas, contenedores patrimoniales de la historia industrial de una comarca, abren ahora sus puertas a vecinos y a públicos allegados de cualquier rincón, prometiendo una inmersión en la historia y el arte.
Un viaje subterráneo por la historia y el vino: Bodegas emblemáticas
El proyecto ofrece un recorrido fascinante por la rica historia de estas singulares edificaciones:
- Bodega Casa Varela (Valderas, Plaza del Ayuntamiento, 2): Un testimonio de la audacia y visión de D. Benito Varela Humia, quien llegó a Valderas a mediados del siglo XIX como contratista de Obra Pública. Tras establecer su domicilio en el Palacio de Arias y levantar la fábrica de harinas “La Estrella de Campos”, se dedicó a la viticultura. Su bodega, construida a cielo abierto a 9 metros de profundidad, es un portento arquitectónico que sustenta los cimientos de la casa. Enmarcada en ladrillo macizo y piedra, conserva 9 cubas de unos 12 mil litros de capacidad cada una, un legado de una condecoración de la Diputación de León por la mejor producción vinícola. Su nieta, Carmen Varela, actual propietaria, la restauró en el año 2000, manteniendo su estética original.
- Bodega Casa Arias (Valderas, C/ Arias, 2): Más de 200 m² de majestuosidad abovedada, digna de una catedral. Perteneciente a una casa señorial palaciega del siglo XVIII, fue propiedad de los influyentes señores Arias, linaje del conquistador Alvar Núñez Cabeza de Vaca. Dedicada en el siglo XVIII a la producción y almacenamiento de vino, esta bodega tenía una capacidad asombrosa para albergar hasta 3500 cántaras de vino (56000 litros).
- La Tienda el Baratillo (Valderas, C/ Valderrama, 7): Más allá de su última función como tienda de ultramarinos, este local, activo desde 1915, fue famoso por ser el epicentro del mejor bacalao al ajoarriero de la zona. Se cuenta que su larga barra, con pequeños agujeros para cazuelas de este plato económico, era el punto de encuentro de los feriantes, quienes lo disfrutaban mientras trabajaban. Un viaje culinario a través del tiempo.
- Casa de los Diez Arcos – “Bodega Viva” (Valderas, Calle Ramón y Cajal, 18): Una bodega medieval-moderna descubierta por pura casualidad, totalmente enterrada. Con un esfuerzo titánico se desenterró este espacio, accediendo a la sala actual a través de una oquedad en el techo. Se cree que la casa fue habitada por personas de orden monástica militar, utilizando la bodega como mazmorra, refugio contra atacantes y almacén de víveres en una Valderas que fue villa amurallada. La creencia popular sostiene que el subsuelo del pueblo está horadado por bodegas interconectadas, usadas para escapar en asedios, incluso con salidas hacia el río. En tiempos más recientes, se utilizaron para la maduración de la uva y la conservación del vino, de ahí la costumbre de beberlo a «temperatura ambiente» de bodega (14º-18º C).
- Casa Comercio Villa de Lisboa (Los Lobato) (Valderas, C/ Ramón y Cajal, 2): Datada en 1924, fue un dinámico comercio de paños y ropa, además de lagar y bodega. Dedicada a la venta de productos derivados de la lana, vinos y harinas de Tierra de Campos, representa el legado de los arrieros de finales del XVIII y principios del XIX, pioneros en el desarrollo del comercio interprovincial.
- Bodega La Vita (Gordoncillo, C/ La Vita, s/n): Un conjunto de bodegas-cueva agrupadas en el altozano de La Vita, excavadas en el subsuelo arcilloso. Algunas son auténticos laberintos, destacando el lagar con su viga para pisar la uva. Joyas de la arquitectura vernácula, como la construida por el «Tío Carponte» en el siglo XVIII, que alberga una rica colección de enseres.
- Bodega familia Paramio (Algadefe): Ubicada en los primeros relieves de los tesos que delimitan la comarca, esta bodega del siglo XIX, construida a pico y pala, es un ejemplo único de patrimonio etnológico. Su túnel descendente con escaleras de ladrillo y su planta lineal que culmina en una estancia para cubas, junto a cinco ventanos de ventilación y un pozo de agua freática, la hacen singular. Un símbolo de la capacidad de cooperación, trabajo y celebración de la vida de las gentes de estas comarcas, cuyo futuro reside en la continuidad de las reuniones y celebraciones que la vieron nacer.
- Castillo (Grajal de Campos): Una imponente obra militar gótica del siglo XVI, fortaleza artillera levantada sobre restos de otra anterior del siglo X. Mandada edificar por Hernando de Vega, y posterior posesión de su hijo Juan de Vega, Conde de Grajal. Destaca su construcción sobre un pronunciado talud y una bombarda semienterrada de 2,50 metros. Un gran cuadrado de 73 metros de lado con cuatro cubos en los ángulos, con troneras y un amplio talud, un pretil volado y almenas. Antiguamente albergaba un aljibe y una torre del homenaje, y fue usada como cárcel.
«Bajo Tierra»: Una programación vibrante para julio y agosto
El proyecto culmina en una programación cultural de ensueño que transformará estos espacios históricos en vibrantes escenarios:
- Jueves, 31 de julio (Grajal de Campos): El Castillo Artillero acogerá 5 pases (18:00, 19:00, 20:00, 21:00, 22:00) de 30 minutos a cargo de la compañía Manu Mansilla con su espectáculo «Títeres a Cielo abierto».
- Viernes, 1 de agosto (Algadefe): La Bodega Paramio será el escenario para 5 pases (18:00, 19:00, 20:00, 21:00, 22:00) de 30 minutos del espectáculo de títeres de Manu Mansilla.
- Sábado, 2 de agosto y Domingo, 3 de agosto (Valderas): La villa se convertirá en un gran teatro.
- Casa Varela: Javier Luxor e Irene Love presentan «Los Ingenieros de la Mente», un número de telepatía teatral.
- Casa de los Diez Arcos: Rut Marcos ofrece «De la lírica al spock rock, un viaje sensorial», un espectáculo que fusiona ópera, jazz, pop y rock.
- Casa Arias: Manu Mansilla continúa con sus «Títeres a Cielo abierto».
- Casa Lobato, Villa Lisboa: Pez Limbo deleitará al público con «Madame B», un espectáculo de humor, acidez y poesía.
- Arco de Santiago: Unai Amaro presenta «Corsarios», una obra llena de aventuras y misterios.
- El Baratillo: Karl Stets (Dinamarca) brindará «Señor StetS Lonely Orkestar», un concierto de clown con instrumentos acústicos e inventos.
- Lunes, 4 de agosto (Gordoncillo y Toral de los Guzmanes):
- Gordoncillo: La compañía Kamante Teatro (Asturias) presenta «La Regenta», una lectura dramatizada con teatro de objetos e interpretación (5 pases: 18:00, 19:00, 20:00, 21:00, 22:00).
- Toral de los Guzmanes: Unai Amaro con «Corsarios» (4 pases: 19:00, 20:00, 21:00, 22:00).
- Miércoles, 5 de agosto (Castilfalé): El Grupo de Teatro San Francisco presentará su obra en una bodega en el cerro (5 pases: 18:00, 19:00, 20:00, 21:00, 22:00).
El proyecto abarca 5 poblaciones participantes (Algadefe, Castilfalé, Gordoncillo, Grajal de Campos, Valderas, Toral de los Guzmanes) sumando un total de 2457 habitantes. Se han programado 83 funciones con una estimación de 3.500 asistentes. Participarán 7 compañías con 15 actores de diversa procedencia: Castilla y León, País Vasco, Asturias, Madrid, Dinamarca y Argentina.
Con «Bajo Tierra«, Valderas y su comarca no solo rescatan un patrimonio olvidado, sino que lo transforman en un faro cultural, un espacio donde la historia se fusiona con el arte vivo, invitando a la comunidad y a los visitantes a redescubrir la magia de las profundidades de la tierra leonesa. Un evento ineludible para este verano.