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Para A.U.P.A. resulta cuando menos llamativo que la Ministra de Podemos, el mismo partido que en su programa electoral llevaba la fijación de un precio mínimo garantizado para los productores (agricultores y ganaderos) quiera ahora poner un precio máximo de venta en los productos. No se puede sorber y soplar al mismo tiempo.
La propuesta de la Ministra Yolanda Díaz no puede calificarse más que de ocurrencia manifestando un desconocimiento supino de la materia y sin haber realizado una mínima valoración de las consecuencias que tendría su implementación:
-. Altera la competencia leal y el libre mercado dando ventaja a las grandes superficies sobre el pequeño comercio.
-.Al restringir el margen de maniobra entre los costes de producción y los precios de venta terminará perjudicando a los actores principales en la cadena de valor, los agricultores y ganaderos reduciendo aún más sus ya de por sí sus escasos márgenes comerciales.
-Como consecuencia de lo anterior nos podemos encontrar a medio plazo en un escenario de desabastecimiento de los productos de primera necesidad ya que no resulte rentable la producción de los mismos.
-. A su vez y continuando con esta cadena de despropósitos como consecuencia de los anterior y de la falta de oferta nos encontraremos con un incremento aún mayor de los precios de los artículos a cuyos precios proponen poner un tope artificial.
-. Finalmente, con esta cesta básica de productos a precio fijo lo único que van a conseguir es terminar de rematar a los pequeños comercios locales y supermercados de barrio o de proximidad que no podrán competir de ninguna manera con las grandes superficies y los grandes hipermercados.
Buena prueba de lo anterior es que este martes la referida Ministra, seguramente consciente del error de su propuesta, hablaba en los medios de la posibilidad de realizar una campaña de publicidad institucional (es decir, pagada con el dinero de los contribuyentes) animando a comprar en el pequeño comercio, como si eso sirviera de algo.
Dicho de otra forma, primero hago el destrozo y luego trato de que sea la gente, los ciudadanos, los consumidores, quienes intenten arreglarlo. Como es natural la gente va a comprar libremente donde encuentre los precios más bajos, ha pasado siempre y en circunstancias de crisis con mayor motivo seguirá ocurriendo.
Entretanto la realidad es que el único que se está enriqueciendo con este situación de inflación galopante y precios disparados es el Estado que tiene un impuesto indirecto llamado IVA que grava casi todos los productos y servicios con un 21% (un porcentaje en la mayoría de ocasiones muy superior al margen que obtiene un comerciante con la venta) y que lleva recaudados este año 21.000 millones de € más que el año pasado que ya fue un año récord en recaudación y, por consiguiente, desde A.U.P.A consideramos que siendo el mayor beneficiado por esta situación.
Por consiguiente para A.U.P.A. las medidas que tendrían sentido en una situación actual pasan por dos puntos esenciales:
1.- El empoderamiento de los ciudadanos, autónomos y pymes a través de la rebaja de la presión fiscal bajando los impuestos.
2.- Reducción de todos los costes de producción para así conseguir que el precio final de producto llegue lo más bajo posible al consumidor final.