
El analgésico tramadol, considerado durante años una alternativa más segura a otros opioides, vuelve a estar bajo la lupa. Dos estudios publicados esta semana apuntan a que su perfil de seguridad y eficacia podría ser menos favorable de lo que se pensaba, especialmente en personas mayores.
Riesgo de convulsiones en personas mayores
El primer estudio, publicado en la revista Neurology de la Academia Estadounidense de Neurología, pone el foco en una interacción farmacológica común. La investigación muestra que tomar tramadol junto con determinados antidepresivos aumenta el riesgo de convulsiones en adultos mayores.
El equipo dirigido por Yu-Jung Jenny Wei, de la Universidad Estatal de Ohio (EE UU), analizó datos de más de 70 000 personas de 65 años o más que residían en centros geriátricos. Los investigadores compararon a quienes tomaban tramadol con antidepresivos que bloquean la enzima CYP2D6 —como fluoxetina, paroxetina o bupropión— con aquellos que lo combinaban con otros antidepresivos.
Cuando la enzima CYP2D6 se inhibe, el organismo no metaboliza correctamente el tramadol, lo que puede causar su acumulación y aumentar el riesgo de efectos adversos como las convulsiones.
Tras los ajustes por factores de salud, los autores observaron que el riesgo de convulsiones era un 9 % mayor entre quienes combinaban tramadol con antidepresivos inhibidores de CYP2D6. «Encontramos un incremento modesto pero medible en el riesgo de convulsiones cuando el tramadol se administraba junto a antidepresivos que inhiben la enzima CYP2D6», explica Wei, quien subraya la «necesidad de una prescripción cuidadosa» en adultos mayores con patologías complejas.
Aunque el estudio no establece una relación causal directa, apunta a una interacción relevante dada la alta frecuencia con la que ambos tipos de medicamentos se recetan en personas mayores.
Eficacia limitada frente al dolor crónico
El segundo trabajo, publicado también esta semana en BMJ Evidence Based Medicine, pone en duda la eficacia del tramadol para tratar el dolor crónico no oncológico.
Esta revisión sistemática y metaanálisis, liderada por Jehad Ahmad Barakji, incluyó 19 ensayos clínicos con más de 6 500 participantes. La principal conclusión es que, aunque el tramadol puede aliviar el dolor, su efecto es pequeño y clínicamente poco relevante, mientras que aumenta la probabilidad de efectos adversos graves, en particular eventos cardíacos.
«Dado el escaso beneficio analgésico y el incremento del riesgo de daños, se debe reconsiderar el uso del tramadol para el dolor crónico, priorizando alternativas más seguras», señalan los autores del metaanálisis.
Expertos españoles consultados han coincidido en la necesidad de interpretar los resultados con cautela, pero reconocen el valor de la nueva información. Enrique J. Cobos del Moral, catedrático de Farmacología de la Universidad de Granada, afirma que los datos «obligan a reconsiderar su papel en el tratamiento del dolor crónico».
Por su parte, Alicia Alonso Cardaño, médica anestesióloga, señaló que «la potencia analgésica del tramadol es moderada y los resultados de esta revisión deben interpretarse con prudencia».
Ambos especialistas coinciden en el desafío: los pacientes con dolor crónico necesitan alternativas seguras y eficaces, ya que retirar opciones sin ofrecer sustitutos adecuados podría dejarlos sin un tratamiento efectivo.
Fuente: Agencia SINC
Referencias:
Yu-Jung Jenny Wei et al., “Tramadol and CYP2D6-Inhibiting Antidepressants and Risk of Seizures in Older Adults”, Neurology, 2025.
Jehad Ahmad Barakji et al., “Tramadol versus placebo for chronic pain: a systematic review with meta-analysis and trial sequential analysis”, BMJ Evidence Based Medicine, 2025.