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Corría la primavera del año 2006. Ramón Teja, catedrático de Historia Antigua de la Universidad de Cantabria, telefoneó a su amigo Peridis y no se anduvo por las ramas: «Contábamos con que viniera Umberto Eco. Le hemos llamado a París y nos han dicho que compromisos ineludibles le impiden acudir a Cantabria, que lo siente mucho porque le encanta Liébana y es un apasionado del Beato.
Te toca a ti dar el pregón de la ceremonia de apertura del año santo en el paraninfo de la universidad. No puedes negarte porque eres lebaniego». José María Pérez cumplió con el honroso cometido de ser el pregonero suplente de Umberto Eco echando mano de sus primeros recuerdos de infancia. Legitimado por su partida de nacimiento y estos recuerdos imborrables, acometió la escritura del pregón. Ese fue el germen de esta novela, la quinta que da a la imprenta en los últimos doce años.
