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Remolina reclama a los Reyes Magos el puente de acceso que la CHD mantiene bloqueado desde 2007

La Junta Vecinal difunde una emotiva carta donde una niña pide a Melchor, Gaspar y Baltasar la infraestructura prometida hace 18 años para que su abuelo recupere la sonrisa y el pueblo la seguridad.

Este año, la carta a los Reyes Magos que sale desde la Montaña Oriental Leonesa no pide juguetes, bicicletas ni tecnología. Desde la localidad de Remolina, la Junta Vecinal ha lanzado un SOS en forma de misiva navideña. La protagonista es la voz de una niña que escribe en nombre de todos los vecinos, y especialmente de su abuelo, para solicitar lo que la administración lleva casi dos décadas retrasando: la construcción del nuevo puente de acceso al pueblo.

«La petición que os llega desde Remolina no es un juguete, sino una necesidad vital y un sueño», arranca el texto, que pone el foco en el aislamiento y el miedo con el que conviven los habitantes a la sombra de la presa de Riaño.

18 años de promesas incumplidas

El trasfondo de la carta es una reivindicación histórica empantanada en la burocracia. La Confederación Hidrográfica del Duero (CHD) licitó el proyecto en agosto de 2007 con una inversión prevista de 1.855.111 euros. La obra fue adjudicada a una empresa que posteriormente entró en quiebra y, desde entonces, el proyecto ha caído en el olvido administrativo.

«Majestades, han pasado 18 años desde que se reconoció el deterioro y se adjudicó la obra», lamenta la pequeña en la carta. A pesar de haber acudido al Delegado del Gobierno, al Procurador del Común y al Defensor del Pueblo, la respuesta oficial de la CHD sigue siendo invariable: «Estamos estudiando el proyecto». Actualmente, el organismo alega estar realizando un estudio de detalle del aliviadero lateral de la presa.

El miedo a la «mole de hormigón»

La carta describe una realidad angustiosa para los vecinos. El viaducto actual, única vía de entrada y salida, sufre las consecuencias de haber soportado cargas excesivas durante la construcción del embalse. «El puente actual es peligroso, es viejo y tiene limitaciones», explica la niña, haciéndose eco de las palabras de su abuelo.

El temor se agudiza ante la inmensidad del Embalse de Riaño. La misiva relata el miedo de la pequeña a la «mole de hormigón» y a la posibilidad de que el agua de los aliviaderos termine por destruir el viejo paso, dejando a los vecinos incomunicados y a ella sin poder asistir a la escuela.

Una súplica mágica ante el silencio administrativo

Ante el bloqueo institucional, Remolina ha decidido apelar a la «magia» de Oriente. La carta es un último intento desesperado para que sus Majestades intercedan ante la Confederación Hidrográfica del Duero. «Es la única posibilidad que me queda de ver sonreír a mi abuelo por primera vez», reza el texto.

A cambio de este «regalo» vital, los vecinos de Remolina prometen ser los más generosos anfitriones la noche del 5 de enero, ofreciendo a los Reyes su repostería más tradicional: roscas de soplo, mazapanes y sequillos. Una ofrenda dulce para una reivindicación que lleva demasiados años siendo amarga.

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