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El sector agrícola de Castilla y León atraviesa uno de sus momentos más críticos debido a las directrices de la Unión Europea sobre rotación de cultivos y la excesiva burocracia, sumado al aumento de los costes de combustible, fertilizantes y semillas y un descenso en los precios de venta de los productos, que obligan a los agricultores a trabajar a pérdidas. Además, acuerdos como el de Mercosur, amenazan con inundar el mercado europeo con productos agrícolas de países que no cumplen con las mismas exigencias de calidad y trazabilidad, poniendo en jaque a los productores locales.
La inestabilidad geopolítica agrava aún más la situación. La guerra en Ucrania disparó los precios del cereal, pero un eventual alto el fuego y el regreso de las exportaciones rusas podrían hacerlos desplomarse nuevamente. En Castilla y León, los agricultores encaran un panorama incierto, con una rentabilidad inexistente campaña tras campaña.
Un año agrícola para olvidar
Las condiciones climáticas también han jugado en contra en 2024. Las lluvias irregulares y las temperaturas extremas han afectado gravemente cultivos clave como el maíz, la remolacha y las alubias. En el caso del maíz, los rendimientos han caído por encima del 10% en Castilla y León respecto al año anterior, según fuentes del sector, lo que supone un duro golpe para explotaciones que ya venían en dificultades.
La remolacha, pese a haber incrementado su superficie cultivada en un 30% en la campaña 2024-25, alcanzando las 31.800 hectáreas en Castilla y León, enfrenta retos debido a las condiciones climáticas, la volatilidad del mercado y el descenso del precio del azúcar que puede verse agravado por la importación de azúcar de caña de Brasil, tras el acuerdo con Mercosur.
Las alubias tampoco han escapado a las adversidades. Las persistentes lluvias han provocado la pérdida del 16% de la cosecha sólo en la provincia de León, con más de 2.000 toneladas afectadas. Las precipitaciones de octubre dificultaron la recolección, causando que en unas 1.300 de las 5.300 hectáreas sembradas, la legumbre se pudriera en las parcelas.
La quinoa, una alternativa viable en tiempos difíciles
Ante este contexto, Quinoa del Páramo refuerza su apuesta por un cultivo que ofrece estabilidad y rentabilidad. Originaria de América del Sur, la quinoa ha demostrado su capacidad de adaptación en España. Con baja necesidad de agua y fertilizantes, y precios internacionales sólidos, se posiciona como una alternativa real ante las exigencias de la nueva PAC y la volatilidad del mercado.
Este año, la empresa ha introducido variedades de ciclo corto que permiten esquivar los golpes de calor en plena floración, uno de los mayores riesgos del cultivo. Además, su resistencia a condiciones adversas la convierte en una opción estratégica frente a las incertidumbres climáticas.
Próxima campaña: claves para el éxito
Quinoa del Páramo abre el periodo de contratación para la nueva campaña, ofreciendo a los agricultores semillas de calidad, precio fijo asegurado por contrato y asesoramiento técnico durante todo el proceso. La clave del éxito en este cultivo pasa por una siembra temprana, entre marzo y la primera semana de abril, un buen control mecánico de malas hierbas y una cosecha en el momento óptimo de maduración, entre finales de julio y agosto.
El equipo técnico de la empresa ha reforzado su estructura para dar mayor apoyo directo a los agricultores y evitar errores que puedan afectar al rendimiento. La experiencia ha demostrado que quienes siguen un manejo adecuado del cultivo logran resultados positivos, por lo que es fundamental contar con un seguimiento especializado en los primeros años de implantación.