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«Se trata de un entorno donde cohabitan árboles centenarios, humedales y centenares de especies animales que han creado un ecosistema propio de esta zona, conocida por los lugareños como Las Huertas de Abajo. Entre chopos, salgeras y helechos, crían y viven numerosas especies», afirma la coordinadora provincial del Partido Animalista, Natividad Franco.
Según los vecinos, se pueden observar halcones, aguiluchos, pinzones, martines, corzos, garzas, cigüeñas, ruiseñores, azores y mosquiteros entre los numerosos animales que cohabitan el entorno que, explican «debe ser conservado y, a la vez, considerado como zona protegida por su alto valor ecológico«.
El último pulmón verde del páramo
La Plataforma «Salvemos la Zona Verde de la Milla» ha sido legalmente constituida por un grupo de vecinos implicados pidiendo claridad acerca de la situación y el futuro del área. El pasado 6 de julio, los habitantes observaron la presencia de maquinaria realizando diversas catas sobre el terreno sin haber tenido notificación previa acerca de la pretensión de construcción. Dicha plataforma solicita a la comunidad de regantes del canal del Páramo y al ITACyL que escuchen sus demandas.
Según José Franco, técnico de energías renovables, la medida es «irracional e ilógica, ya que es un paraje de alto valor ecológico«. Sostiene que «destrozarlo colocando soportes para las placas, además de lo perjudicial que es, podría resultar incluso inviable por la poca disponibilidad de suelo firme». Refiere que es «un atentado en toda regla desde el punto de vista tecnológico tanto como natural».
Después de lo que ha quedado de la concentración de huertas, el ecosistema ha quedado reducido a prácticamente la zona que se quiere habilitar para la construcción de las placas. El nombre de la empresa promotora no ha trascendido hasta el momento. Los vecinos reclaman que, dadas las características del suelo y la riqueza de las hectáreas que serían afectadas, se reubique la planta a otra área.
