El año avanza y, con él, las estaciones enseñan su propio lenguaje. En esta fecha de recuerdo, Abilio Fernández (SAER, Hospital San Juan de Dios de León) presenta una mirada serena al otoño: una estación que, entre la nostalgia de lo perdido y la esperanza de lo que permanece, invita a agradecer, soltar y seguir.
Un tiempo para mirar hacia dentro
Desde la sensibilidad pastoral y sanitaria, Fernández recuerda que el otoño despierta olores, sonidos y ritmos que animan a buscar refugio y a revisar lo vivido. “Es tiempo de viajar por la melancolía”, escribe, una melancolía no derrotista, sino contemplativa: la que permite dejar ir lo que pesa mientras se observa la lluvia al otro lado del cristal.
Idea clave: el desapego no es olvido; es gratitud por lo compartido.
La naturaleza como espejo del duelo
El autor subraya que los árboles funcionan como espejo: desprenden hojas, enseñan a soltar sin aferrarse y, con su diversidad de tonos, invitan a vivir con intensidad lo que aún permanece. “Es la sabiduría de la naturaleza: dejar ir sin aferrarse”, resume.
Mensaje principal: el duelo puede convertirse en aprendizaje cuando se mira con calma y se agradece.
Presencias y ausencias que abrigan
Fernández distingue dos experiencias del amor en este tiempo:
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En presencia, para enfrentar juntos el frío y mantener vivos los proyectos.
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En ausencia, donde a veces “no hay palabras”, pero el silencio puede hablar de una “felicidad imperfecta” que sigue sosteniendo.
Conclusión pastoral: recordar a quienes se fueron abre un espacio permanente en el corazón, donde su presencia se hace eterna en la memoria agradecida.
Un paisaje, un poema y una certeza
Desde la imagen de un cementerio al atardecer, el texto recupera a Juan Ramón Jiménez y su “decadencia de hermosura” para expresar que la vida resplandece cuando acepta su transitoriedad.
Cita inspiradora: «En una decadencia de hermosura, la vida se desnuda, y resplandece la excelsitud de su verdad divina».
Lectura contemporánea: en noviembre, el otoño ofrece un ancla de esperanza para seguir viviendo con sentido.