
Tres de las exposiciones temporales vigentes en el Museo de Arte Contemporáneo de Castilla y León se clausurarán el domingo 19 de octubre. ‘Amplitud / Pradera’ es el título de la primera muestra en España de los neerlandeses DRIFT [Lonneke Gordijn (1980) y Ralph Nauta (1978)], reconocidos internacionalmente por sus instalaciones, esculturas y performances que entrelazan tecnología, naturaleza y humanidad. ‘Estación total es’ una representación fiel de los principales intereses del pintor Secundino Hernández (Madrid, 1975) durante los últimos 10 años, centrados fundamentalmente en la abstracción. ‘El bramido de la Tierra’ reúne casi un centenar de obras inéditas del premio Castilla y León de las Artes 2022 Luis Moro (Segovia, 1969) que abordan, desde la pintura, el dibujo y la observación poética del mundo animal, la crisis climática y la constante metamorfosis de la vida.
Durante sus últimos días en el museo, se ofrecen visitas guiadas a las muestras el sábado 11 y domingo 12 de octubre a las 12:00 y 18:00 h; el martes 14, miércoles 15 y jueves 16 a las 19:00 h, y el domingo 19 de octubre a las 12:00, 13:00 y 18:00 h. Todas las visitas son gratuitas, previa reserva de plaza a través de www.musac.es.
Tras la clausura de estas exposiciones, las salas del MUSAC permanecerán cerradas hasta el 7 de noviembre debido al montaje de la exposición ‘Yoko Ono. Insound and Instructure’, que se inaugurará el sábado 8 de noviembre.
Sobre la exposición ‘Studio DRIFT. Amplitud / Pradera’
Studio DRIFT, fundado en 2007 en Ámsterdam por Lonneke Gordijn (1980) y Ralph Nauta (1978), está formado en la actualidad por un equipo multidisciplinar de 45 diseñadores, ingenieros, artistas y científicos. Su trabajo combina arte, diseño y ciencia para explorar la relación entre seres humanos, naturaleza y tecnología a través de esculturas cinéticas, instalaciones y performances de gran impacto visual y emocional.
En sus trabajos, DRIFT revela, mediante el uso de la tecnología, los fenómenos y propiedades ocultas de la naturaleza, con el objetivo de aprender de los mecanismos subyacentes de la Tierra y restablecer nuestra conexión con ella.
Su exposición MUSAC reúne dos de sus instalaciones más reconocidas, ‘Amplitud’ y ‘Pradera’. ‘Amplitud’ (‘Amplitude’, 2024) se inspira en la energía infinita que se observa en la naturaleza —en concreto, en el flujo interminable de olas en el mar— y en la sensación de conexión que produce en quien la contempla; haciendo sentir parte de un todo más grande. En la obra, una coreografía de elementos en suspensión —tubos de vidrio que se balancean y reflejan la luz— genera una atmósfera hipnótica que transmite calma, asombro y una sensación de unidad con el mundo natural.
‘Pradera’ (‘Meadow’, 2024) es una escultura cinética compuesta por flores mecánicas que se abren y cierran en una coreografía poética que responde a la presencia del espectador. Concebida específicamente para cada lugar en el que se exhibe y adaptada a los colores de la flora local, ha sido presentada en diversas instituciones de todo el mundo, deslumbrando de manera única en cada ocasión. La obra simboliza el cambio constante y la metamorfosis inherente a los procesos de crecimiento en la naturaleza.
Una década de investigación en torno a la abstracción
‘Estación total’ reúne más de 35 obras, gran parte de ellas de gran formato, que suponen una representación fiel de los principales intereses del pintor Secundino Hernández (Madrid, 1975) durante la década que nos precede, centrados fundamentalmente en la abstracción.
Lejos de acudir a referencias históricas inmediatas, Hernández elige profundizar en el fenómeno pictórico en solitario, despojándose del bagaje histórico, como recurso para generar un espacio propio, en un diálogo consigo mismo. En su investigación, la erosión del soporte y de los pigmentos, la repetición y la serialidad, la composición, la acumulación y la fragmentación de las telas recortadas tienen un lugar central. También la idea de la mancha, y a veces de lo caligráfico, forma parte de la secuencia de prueba y error, de diario abierto que caracteriza su práctica.
El título de la exposición, inspirado por el poema de Juan Ramón Jiménez “La estación total”, guarda relación con el interés del artista en registrar el paso del tiempo a través del transcurso de las estaciones. En este sentido, el punto de inicio conceptual de la exposición lo marca el políptico ‘Cuatro estaciones. Entre verano y otoño’ (2017), una aproximación al paisaje contemporáneo que se expone por primera vez en España.
Aunque la pintura supone la mayor parte de las obras seleccionadas, también se incluye un conjunto de serigrafías del año 2020, o su serie de relieves en aluminio en los que el artista ejercita un simulacro de assemblage, y en los que el ilusionismo es la nota dominante. Estas obras nos permiten abrir una ventana al amplio universo de técnicas, materiales y registros con los que Secundino Hernández renueva su lenguaje. Esta tensión entre lo emocional y lo formal, entre lo conceptual y lo orgánico está presente en su producción y proceso de trabajo.
Sobre ‘Luis Moro. El bramido de la Tierra’
‘El bramido de la Tierra’ es reúne casi un centenar de obras inéditas del pintor Luis Moro (Segovia, 1969) que abordan, desde la pintura, el dibujo y la observación poética del mundo animal, la crisis climática y la constante metamorfosis de la vida. La muestra, comisariada por el profesor y crítico de arte Fernando Castro Flórez, incluye pinturas de gran formato, dibujos y materiales de proceso que reflexionan sobre la urgencia ecológica de nuestro tiempo a través de un universo visual propio, profundamente conectado con los ciclos vitales y el proceso de metamorfosis incesante de la vida.
La obra de Luis Moro (Segovia, 1969) es un bestiario contemporáneo en el que conviven ovejas, elefantes, pavos reales y cigüeñas con escenas urbanas marcadas por la ausencia de la figura humana, intuida a través de elementos de videovigilancia. Según el propio artista: “En esta serie, a diferencia de otras anteriores, la ausencia de artrópodos es significativa. Solo aparecen en tres obras y en algunos bocetos, lo que refuerza el protagonismo de los espacios urbanos y el vacío humano, representado a través de cámaras de videovigilancia o pequeños seres que intentan camuflarse en el gris del asfalto”.
En este sentido, la obra conecta con una sensibilidad contemporánea atravesada por el recuerdo del confinamiento, cuando la pausa forzada permitió vislumbrar otra forma de habitar el planeta. En muchas de sus piezas, las alas y los aleteos se convierten en alegorías del deseo de transformación, del anhelo de otra vida posible. “Nuestra vida gira en torno a un péndulo —escribe—, nuestra muerte resulta no muy distinta ante ese frágil bombeo”.
El trabajo de Luis Moro destaca por lo riguroso del dibujo y por una representación del natural que le permite construir un universo visual propio. A lo largo de los años ha desarrollado una mirada precisa y meticulosa, centrada en la observación minuciosa de pequeños seres vivos.