Ahora León / María Damiani / Salud
En los últimos tiempos se ha visto intensificado el miedo al contagio de diversas enfermedades por los riesgos y peligros que los medios de comunicación propagan. Si bien es importante estar siempre alerta, hay personas que se someten a estos temores generalizados, privándose de ese modo de disfrutar de la vida y de vivir en libertad. La obsesión por lo que se lee o escucha sobre enfermedades actúa como un promotor mental de los virus.
Las águilas siempre han captado mi atención por su presencia imponente. El águila es el ave de mayor longevidad de su especie; llega a vivir setenta años, pero a los cuarenta años, se envejece y pierde ciertas habilidades de supervivencia. Entonces, tiene dos alternativas: perder la oportunidad de seguir adelante y dejarse morir o tener nuevas fuerzas, rejuvenecerse y vivir más tiempo.
Estas aves toman la decisión de hacer un gran sacrificio para seguir con vida. Ellas se arrancan todas las plumas, quiebran su pico en las rocas y se rompen las garras. Pasan por un proceso de rejuvenecimiento por alrededor de cinco meses, en el cual les crecen nuevas plumas, nuevo pico y garras. Después de ese proceso, están preparadas para una nueva vida.
Al igual que las águilas, cada uno de nosotros puede renovar la vida con una visión diferente en cuanto a la salud, elevándose por encima de los sentidos físicos, de lo que el cuerpo pretende mostrar y buscando la verdadera esencia en la relación con lo Divino.
“Durante mis años de estudiante y trabajador en hospitales sólo oía hablar de enfermedades contagiosas, pero a mí me interesa muchísimo más la ‘salud contagiosa’ que surge del ser humano y que reside en la sabiduría de nuestra alma”, expresa Ruediger Dahlke, médico y psicoterapeuta alemán.
“¿Sabiduría de nuestra alma?”
Entiendo aquí “alma” como el “sentido espiritual”, un sentido que no radica en el cuerpo físico. Es ese sentido espiritual que me capacita en entender que la salud es un estado de la Mente divina. Optar por estar mejor y saludable es fortalecerse en esa Mente, la única consciencia verdadera. Es allí donde se encuentra la salud, exenta de todo tipo de contagios.
¿Cómo lograrlo?
Desprendiéndose de viejas creencias y estando completamente libre de temor aún ante los síntomas físicos. Una manera eficaz de detener el contagio es destruyendo el miedo. Despertar a la salud como la presenta el sentido espiritual tiene un impacto favorable en el bienestar físico y mental.
Pude comprobar la efectividad de esto cuando hace un tiempo atrás mi esposo se sintió decaído por un virus muy fuerte. Tuve momentos en que el temor de enfermarme me invadía, pero mantuve firmemente en mi pensamiento la idea que hay una sola creación, enteramente buena y nada podía dañarme. Mentalmente y con convicción, afirmé que solo lo bueno puede manifestarse.
Al aplicar estas ideas metafísicas con la comprensión de que forman parte de una ley espiritual y venciendo el miedo, se logra una mejor salud y bienestar. El médico se mostró sorprendido de que no me hubiera contagiado.
El contagio de enfermedades se alimenta del miedo
Lo verdaderamente contagioso es la bondad, el amor, la alegría, la compasión, la ternura, la humildad y ¡la salud! Estas cualidades producen la fortaleza espiritual en cada uno de nosotros.
La salud espiritual es libre de todo contagio por ser un estado de la Mente divina. Todos pueden iniciar su vuelo de renovación como el de las águilas, y así alcanzar inmunidad y curación.
María Damiani escribe acerca de la salud y el bienestar desde una perspectiva espiritual y es Comité de Publicación de la Ciencia Cristiana en España. Email: spain@compub.org Twitter: @compubespana Blog: http://saludyalegria.org