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Las luchas romanas como antesala de las fiestas de Astures y Romanos 2022

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Arrancaron las actividades del programa de Astures y Romanos 2022 con un aperitivo servido en dos platos: el primero, con sabor a arena, a hierros templados, a vida y a muerte ofrecido por los romanos. Los astures, como segundo, prepararon una combinación de tradición, raíces y voces ancestrales con la que deleitar a propios y foráneos, en el fin de semana que anuncia el reencuentro con la historia de Asturica Augusta.

El grupo de recreadores astorganos, la Legio VI Victrix, trasladó este sábado a los pies del Palacio de Gaudí una arena que en nada envidiaba a las de las demás ciudades augústeas. Con toda la pompa propia previa al espectáculo, como marcan los protocolos, las clases aristócratas de la ciudad entraron en el recinto para ocupar los mejores asientos en los que el vino y la fruta fresca corrían como el néctar en el Panteón de los dioses. El mismísimo César, acompañado por el editor del espectáculo, recibió su baño de masas saludando a la plebe antes de ocupar su sitio en la tribuna de honor. El emperador, tuvo el gesto de invitar al evento al Príncipe astur, Sebius, para mostrarle la bravura de los combatientes romanos y su civilizado gusto por el lujo y la sangre.

El espectáculo no se hizo esperar y pronto aparecieron sobre la arena los gladiadores, protagonistas del evento. Un retiario, un scissor y la gladiatrix murmillo, pertenecientes a la agrupación Saguntum Civitas, deleitaron a los espectadores con sus diversos estilos de combate, su maestría con las armas y su absoluto desdén hacia la muerte en la arena.

Para ofrecer una velada completa, el editor, encargó una pelea de andabatae, reos luchadores obligados a pelear a muerte con los ojos vendados; tan solo unos cencerros que colgaban de sus brazos conseguía guiar al uno hacia el otro a través del oído.

Tampoco faltaron, fieles a su cita, los cómicos y despiadados personajes de Mercurio y Caronte. Ellos, pusieron la nota de humor a la tarde con sus travesuras, sus macabras bromas hacia a muerte y hasta con un combate uno contra uno, en el que Caronte, mediante una sucia artimaña, se declaró vencedor sin necesidad de desenvainar su arma.

Finalmente, la única mujer de la arena, la gladiatrix, logró eliminar a sus contrincantes. Recibió la palma del triunfo de manos de la representación de la diosa Victoria y salió ovacionada y libre por la puerta de los vencedores.

La noche se reservó para los astures, alejados de las costumbres violentas y de los espectáculos de masas, prefirieron ofrecer a los asistentes, dos conciertos enmarcados en el recién inaugurado FesTilenus, primera edición de un festival que la asociación de Astures y Romanos pretende mantener en el tiempo.

Los grupos elegidos para encabezar este primer cartel fueron los tarrasenenses, El último Sol y los valencianos Cuélebre. Los primeros hicieron vibrar la tierra con sonidos ancestrales y evocaciones al pasado de nuestra tierra a través de su música folk ritual. Por su parte, Cuélebre, pusieron sobre el escenario instrumentos y voces que de forma melancólica conectaban con las tradiciones íberas paganas de la protohistoria de la Península.

Una noche de encuentros con el pasado, de rituales, de voces y canciones que saliendo directamente desde las raíces de la tierra se alzaban hacia el hogar de los dioses.

Gran arranque de este festival que continuará el fin de semana grande de las fiestas, dando continuidad al interés por la tradición, el folclóre y la música ibérica.

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