Ese posible choque se produciría en diciembre de 2032. La probabilidad de impacto se ha estimado en un 1,5%, superando el umbral del 1% necesario para que dicho protocolo entre en vigor.
Según los cálculos iniciales, existen 5 regiones del planeta que podrían verse afectadas en caso de impacto.
El objeto espacial, identificado como 2024 YR4, tiene un tamaño superior a los 50 metros de diámetro y actualmente se encuentra clasificado en el nivel 3 de la Escala de Riesgo de Impacto, que cuenta con 10 niveles.
En este contexto, una colisión solo se considera inminente si el asteroide alcanza el nivel 8.
Las agencias espaciales más importantes, entre ellas la NASA y la Agencia Espacial Europea (ESA), han comenzado a evaluar la situación con el objetivo de presentar ante la ONU una serie de medidas preventivas y posibles estrategias de mitigación.
Las posibles áreas de impacto abarcan varias zonas del planeta, incluyendo el este del océano Pacífico oriental y el Atlántico, además de regiones en América del Sur, África y el sur de Asia.
En caso de colisión, las explosiones generadas podrían causar importantes daños.
Actualmente, el asteroide se aleja de la Tierra y a partir del mes de abril dejará de ser visible desde los telescopios hasta su reaparición en 2028.
Será en ese momento cuando los expertos podrán realizar nuevos cálculos sobre su trayectoria y determinar si el riesgo de impacto sigue siendo una posibilidad real.