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La Junta y AMUS se unen para proteger al alimoche con GPS y estudios toxicológicos

Castilla y León participa en un proyecto nacional para equipar a 17 ejemplares de esta especie, catalogada como vulnerable, con dispositivos de seguimiento para conocer su biología y detectar sus principales amenazas, como el envenenamiento y las colisiones.

La Junta de Castilla y León, a través de la Consejería de Medio Ambiente, Vivienda y Ordenación del Territorio, colabora con la organización AMUS-Acción por el Mundo Salvaje en un proyecto a nivel nacional para proteger al alimoche (Neophron percnopterus). La iniciativa busca equipar con dispositivos GPS a un total de 17 alimoches en varias comunidades, con el objetivo de estudiar su biología, conocer sus movimientos y, lo más importante, identificar las amenazas que ponen en riesgo a esta especie.

El alimoche, el más pequeño de los cuatro buitres reproductores de España, se encuentra en una situación preocupante. A nivel global, está catalogado como «en peligro«, mientras que en España, las poblaciones peninsulares están consideradas «Vulnerables«. A pesar de que nuestro país alberga casi la mitad de la población europea, los censos más recientes han mostrado descensos en varias comunidades, lo que subraya la urgencia de proyectos como este.

Las principales amenazas para el alimoche en España son el envenenamiento y las colisiones, a las que se suman las molestias en zonas de reproducción causadas por actividades deportivas y de ocio. Por ello, la colaboración entre la Junta y AMUS se centra en obtener datos precisos que permitan una gestión más efectiva de la especie.

El proyecto en cifras: GPS y estudios toxicológicos

El proyecto tiene previsto colocar dispositivos GPS a 17 alimoches en Castilla y León, Aragón, Castilla-La Mancha, Extremadura y Navarra. De estos, 12 son pollos y 5 son adultos. Durante el primer año, ya se ha conseguido equipar a 10 pollos y 2 adultos. En concreto, en Castilla y León, se han marcado con GPS a 4 pollos en las provincias de León, Salamanca y Zamora. Además del seguimiento, se han tomado muestras a 6 pollos para realizar un exhaustivo estudio toxicológico, una parte fundamental de la investigación.

Este estudio busca detectar la presencia de tóxicos como metales pesados, antibióticos y antiinflamatorios, que pueden tener efectos severos en las aves rapaces. Analizando los niveles de estas sustancias, los investigadores esperan evaluar su peligrosidad y obtener una visión clara de la exposición de estas poblaciones a contaminantes a nivel local y nacional.

Seguimiento a largo plazo y próximos pasos

El proyecto prevé un seguimiento a largo plazo de entre 3 y 5 años para cada ave. Esto proporcionará una valiosa información para la conservación y gestión de la especie. En 2026, se continuará con la colocación de los dispositivos restantes, y en los años posteriores se hará un seguimiento de las aves tanto en España como en sus zonas de invernada en África, gracias a la tecnología GPS.

La iniciativa cuenta con el apoyo de la Fundación Iberdrola España y el Hawk Mountain Sanctuary. Además, ha sido posible gracias a la colaboración de los técnicos y agentes medioambientales de Castilla y León, el GRIA-Grupo de Intervención en Altura y el Centro de Recuperación de Animales Silvestres de Valladolid, que han desempeñado un papel crucial en el seguimiento, marcaje y análisis de las muestras.

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