La crisis humanitaria en la región ha escalado a niveles críticos, con la desnutrición grave extendiéndose entre niños y niñas a un ritmo que la ayuda no logra contener. Desde abril de este año, el número de muertes infantiles por desnutrición ha aumentado de 52 a 80, lo que representa un incremento abrumador del 54% en menos de tres meses, según datos del Ministerio de Salud palestino. En solo 48 horas, al menos cuatro niños más han perdido la vida a causa del hambre. En total, más de 100 personas han fallecido por desnutrición durante el conflicto, de las cuales el 80% son niños.
Estas muertes son inadmisibles y completamente evitables. Es urgente que se permita que la respuesta humanitaria liderada por la ONU funcione plenamente, garantizando el acceso sin restricciones a la ayuda para los niños y niñas que la necesitan desesperadamente.
Sin una intervención inmediata, se prevé un nuevo aumento de la desnutrición aguda. En junio, el número de niños ingresados para recibir tratamiento por desnutrición alcanzó los niveles más altos desde el inicio del conflicto, con 6.500 niños hospitalizados. La situación sigue empeorando en julio, con 5.000 niños ingresados en tan solo dos semanas. En Ciudad de Gaza, el porcentaje de niños examinados con desnutrición aguda se ha cuadruplicado con respecto a febrero, lo que evidencia la rápida y devastadora progresión de esta crisis.
La comunidad internacional y los actores involucrados en el conflicto deben actuar de inmediato. «Necesitamos un alto el fuego y la liberación de los rehenes. Y lo necesitamos ahora», recalcan las voces humanitarias, subrayando la urgencia de una solución que ponga fin a esta catástrofe evitable.
