Profesores del área de Medicina y Salud Pública de los campus de León y Ponferrada de la Universidad de León han publicado un artículo en la revista internacional ‘Nutrients’ en el que analizan la evolución del consumo dietético en la población española y cómo influye éste en las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), unos datos que muestran una reducción del 17,5%.
Durante los 18 años estudiados (2006-2023), observaron un descenso en el consumo de carnes rojas, pescados, productos lácteos y grasas, lo que se tradujo en una disminución en las emisiones del 17,5%. Según explican los investigadores en su artículo, “la relación entre el consumo de alimentos y la sostenibilidad ambiental es cada vez más evidente” y, por ello, se plantearon estudiar la evolución del impacto ambiental del consumo alimentario en la población española, evaluado en términos de emisiones de gases de efecto invernadero. Para ello, incluyeron datos recogidos de la Encuesta de Presupuestos Familiares que elabora el Instituto Nacional de Estadística, de aproximadamente 24.000 hogares, durante el período 2006-2023. El impacto ambiental de la dieta, en términos de emisiones de GEI se calculó utilizando el índice Dietary Score que mostró como resultados que “el impacto ambiental de la dieta española, en términos de GEI, mostró una tendencia a la baja en los años analizados, pasando de 3978.1 gramos CO2-eq en 2006 a 3281.4 gramos CO2-eq en 2023, lo que supone una disminución del 17,5%”. Según la investigadora Laura Álvarez, el análisis anual les permitió observar que durante ese periodo de tiempo “se ha seguido una tendencia decreciente en la emisión de gases de efecto invernadero a lo largo de esos años”.
MENOS CARNE ROJA, PESCADO Y LÁCTEOS Y MÁS HORTALIZAS Y CEREALES
Los grupos de alimentos que registraron las mayores disminuciones en su consumo durante este período fueron la carne roja (de 39.9 kilos/año a 35.5 kilos/año), el pescado (de 24.3 kilos/año a 19.0 kilos/año) y los productos lácteos (de 113.4 kilos/año a 99.7 kilos/año). Además, también analizaron el nivel de adherencia a la Dieta Mediterránea que, según Álvarez, “se mantuvo, más o menos constante, pero aumentó ligeramente en la escala de puntuación pasando de 34 a 35 puntos en 2023”, un aumento debido “fundamentalmente al aumento en el consumo de verduras y de cereales y una disminución en el consumo de pescado”, concretamente el aumento de vegetales consumidos fue de 42.7 kilos/año frente a 44.3 kilos/año, el de cereales, de 53.1 kilos/año frente a 72.6 kilos/año, y una disminución en el consumo de pescado, que bajó de 24.3 kilos/año a 19.0 kilos/año.
Los autores destacan que comprender los cambios en los hábitos de consumo de la población y evaluar su impacto en el medio ambiente es fundamental para diseñar políticas alimentarias y de salud pública orientadas a un futuro más sostenible y saludable.