
Desde hoy queda abierto el plazo para suscribir el seguro de cultivos herbáceos, olivar y frutos secos, una herramienta clave para proteger la producción frente a fenómenos meteorológicos adversos como la sequía, el pedrisco y las heladas, cada vez más frecuentes en el campo español.
Durante las últimas cuatro campañas, los agricultores han recibido indemnizaciones superiores a 770 millones de euros, de los cuales casi 600 millones se deben a la sequía, un fenómeno que continúa siendo la principal amenaza para las explotaciones agrícolas.
Cultivos herbáceos: bonificaciones y ampliación de coberturas
El nuevo periodo de contratación cubre la cosecha 2026 de producciones como trigo, cebada, arroz, maíz, girasol, garbanzo, lenteja y judía, entre otras. Los módulos 1 y 2 en secano incluyen riesgos como sequía, pedrisco, incendio, no nascencia y daños por fauna.
Además, Agroseguro mantiene la bonificación del 5% para aquellos agricultores que renueven su póliza en estos módulos antes del 30 de septiembre, 31 de octubre o 15 de noviembre, dependiendo del ámbito y del cultivo.
La contratación de seguros continúa al alza. En la última campaña, se firmaron más de 128.500 pólizas, con un crecimiento del 5,5% respecto al año anterior. La superficie asegurada superó los 5 millones de hectáreas, mientras que la producción asegurada aumentó un 16%, alcanzando casi 21 millones de toneladas. El capital asegurado creció un 9%, superando los 4.600 millones de euros.
Olivar y frutos secos: protección frente a múltiples riesgos
Los módulos de otoño del olivar (1 y 2) ofrecen cobertura contra sequía, heladas, viento, lluvia y pedrisco, además de permitir la contratación de dos cosechas consecutivas con indemnizaciones calculadas de manera independiente.
En septiembre también se abre el plazo para asegurar almendro y avellano frente a sequía, pedrisco, heladas y riesgos excepcionales como inundaciones o incendios. Igualmente, es posible asegurar producciones como níspero, castaño, higuera, kiwi y endrino.
Con el inicio de este periodo, el sector agrícola dispone de una oportunidad crucial para blindar su rentabilidad frente al impacto creciente del cambio climático, que en los últimos años ha multiplicado la siniestralidad en el campo.