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Gracias, Jordi. Gracias, Otegi

Periódico de León Digital / Ahora León / Jordi / Texto: Noemi Carro

Esto que aquí sigue va a provocar decepción, cuanto menos, en más de uno que me quiere y aprecia. Pero, creo, no por ello debo dejar de decirlo. Entre los periodistas esta actitud debiera ser inherente; como mi formación va por otros lares, siento la necesidad de hacerlo explícito. Muchos no estarán de acuerdo, espero que el dolor no nuble la posibilidad de examinar el argumento.

Gracias, Jordi, porque lo que hiciste ayer era necesario. Como alguien que ha vivido más o menos de cerca la tragedia de un país azotado por lo repugnante del terrorismo de ETA, se esperaría de mí que condenara cualquier monetización del asunto –salvo, quizá, una hipotética que redundara en el favor de las víctimas-. No es eso lo que me interesa, eso no es lo más importante.

Lo que es importante es que se ha contado un trozo de Historia. Se ha traído a la palestra algo que en la mente de muchos jóvenes empezaba a sonar a historia de sus padres, o abuelos, incluso, sin que hubiera momento alguno en que nadie se sintiera identificado con ese miedo que tantas veces tuve cada vez que el noticiero abría con un nuevo atentado. Cuando supe que me mudaría a León, la primera pregunta que le hice a mi madre es si ETA mataba allí. Tenía ocho años, ahora tengo veintitrés. Y parece que las generaciones más jóvenes, realmente, no recuerdan. Les resultará extraño y hasta anecdótico que una entrevista con un ex-presidiario levante tanto revuelo. Pero la realidad es otra.

La realidad es que, como se vio ayer, los hay que siguen definiéndose en los mismos términos, justificando una vía que discurre supuestamente entre los márgenes del Estado de Derecho, pero que excede esos mismos márgenes. Ni una sola vez dijo Arnaldo Otegi que pedía perdón a las víctimas asesinadas por una de las caras del independentismo vasco; por lo visto ya escribió un libro donde lo hacía. Será que con pedir perdón una vez vale, será que si te escucha más gente y no eres capaz de decirlo, a lo peor se indica otra cosa. Será que hablar de muertos como “estrategia” le hace más fácil conciliar el sueño a uno. Será que ondear la bandera de la “humanidad” cuando eres incapaz decir que matar gente está mal, te convierte en un hipócrita, por más que te acuerdes de las mujeres y los niños.

Gracias, Otegi, porque has trasladado a la primera línea de batalla una cuestión que empezaba a anquilosarse, tanto para los de tu opinión, como para los que no la comparten. Gracias, porque ahora la juventud podrá realmente ver que, de la misma manera que se rechaza al desalmado que viste el uniforme de la Policía y abusa de la autoridad que el uniforme le otorga para agredir a una anciana, con náuseas redobladas se rechazará al que es incapaz de decir públicamente ante una televisión nacional que matar estuvo mal. Gracias, Jordi, porque diste voz a las víctimas, en una lección de entereza y valor de la que los adalides de a pie de la lucha contra el terrorismo vasco bien podrían aprender. Gracias, porque por aquello tan criticado de lo que pasó ayer, se ha vuelto a hablar de algo que aún no ha terminado y resuena aún todavía en el presente de muchos, a un lado y otro de la cordillera.

Gracias, Otegi, por retratarte.

Gracias, Jordi, por hacerlo posible.

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