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Era un fin de semana complicado en el que el Patatas Hijolusa jugaba dos partidos en prácticamente 24 horas; además, uno de ellos era contra el colíder, un Ponce Ginemédica Valladolid que lleva intratable todo el año (tan solo ha perdido un partido). Por todo ello, sufrir la tercera derrota de la temporada se veía como algo posible, y así ocurrió.
En su visita a Valladolid, las jugadoras de Bea Pacheco se enfrentaron de tú a tú a las vallisoletanas, y eso que los antecedentes no eran los mejores: en el partido de ida, en la tercera jornada, el Ponce Ginemédica Valladolid se había impuesto claramente al Patatas Hijolusa, con un aplastante 46-80. El objetivo en este segundo enfrentamiento era, por lo tanto, conseguir plantar cara al colíder y no dejar que el partido se fuera de las manos en los primeros compases.
Esta no era tarea fácil, pues la plantilla del equipo vallisoletano tiene calidad y experiencia a raudales; no en vano, es uno de los favoritos para llevarse la victoria en la fase de ascenso de esta temporada. Durante el primer cuarto, no obstante, el equipo leonés mantuvo bien la compostura y, sobre todo a través de Silvia Fernández, no dejó que las locales se alejaran mucho en el marcador (13-11).
Durante el segundo periodo, las vallisoletanas apretaron y consiguieron abrir distancia: el Patatas Hijolusa tenía muchos problemas para penetrar en la defensa local y estuvo prácticamente los últimos cinco minutos del cuarto sin anotar. Esto hizo que, al descanso, la diferencia hubiera aumentado considerablemente, con un 31-19 en el marcador.
El comienzo del tercer cuarto era un momento crítico, y Bea Pacheco lo sabía; si las jugadoras del Ponce Ginemédica Valladolid lograban romper el partido, era muy probable que las posibilidades de victoria se esfumaran. Salieron con fuerza las vallisoletanas, pero el equipo leonés tiró de pundonor y consiguió recortar distancias. Tras 10 minutos muy peleados, el marcador reflejaba un 42-37: todo estaba por decidirse en el último cuarto.
El Patatas Hijolusa, sin embargo, no fue capaz de culminar su remontada. Arropadas por su público, las jugadoras locales salieron muy acertadas y, con un parcial de 13-6, prácticamente sentenciaron el partido. Con dos minutos por jugar, las chicas de Bea Pacheco lo intentaron con dos triples consecutivos, pero la diferencia era ya insalvable y el partido llegó su fin con un 59-49.
A pesar de la derrota, las leonesas eran conscientes de que habían hecho un buen papel contra el líder de la competición, y en su casa; además, debían ser positivas para afrontar el partido contra Universidad de Salamanca, que tendría lugar el día siguiente, pues no podían permitirse dos derrotas seguidas.
El sábado, en el segundo partido del fin de semana, al Patatas Hijolusa le costó carburar, algo normal teniendo en cuenta que llevaban muchos kilómetros en las piernas, tanto literal como figuradamente. Esto hizo que los dos primeros cuartos estuvieran bastante igualados, aunque las jugadoras leonesas ya comenzaron a despertar a finales del segundo (parcial de 4-15 en los últimos 3 minutos, con 10 puntos de una Mónica Pérez intratable) y se fueron al descanso con una ventaja importante (24-33).
A partir de ese punto, el Patatas Hijolusa administró bien la ventaja y, aunque en algunos momentos del partido el Universidad de Salamanca logró acercarse hasta los cinco puntos (47-52 a comienzos del último cuarto), las chicas de Bea Pacheco nunca perdieron la calma y volvieron a apretar en los últimos cinco minutos para terminar el partido con casi 20 puntos de ventaja (54-73).
Toca ahora descansar y reponer fuerzas para las próximas jornadas, en las que el equipo leonés se enfrentará a varios conjuntos duros, de mitad de tabla, algunos de los cuales juegan para asegurarse una plaza en la fase de ascenso.