Sin embargo, detrás de este mito se esconde una realidad más compleja: los resfriados, los catarros y la gripe no son consecuencia directa de las bajas temperaturas, sino de la acción de los virus.
A menudo escuchamos a personas decir: «Abrígate, si no, te vas a resfriar«. Esta afirmación refleja una creencia arraigada en la sociedad, pero la realidad es que no hay evidencia científica que respalde la idea de que el frío por sí mismo cause resfriados. Investigaciones realizadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) han demostrado que los virus, en particular los rinovirus, son los únicos culpables principales de los resfriados comunes.
Los resfriados son causados principalmente por virus que se propagan de persona a persona a través de pequeñas partículas expulsadas al toser o estornudar. A veces, en extremos más complejos, el contacto directo con superficies contaminadas también contribuye al contagio.
Algunos de los virus más comunes incluyen los rinovirus, los coronavirus y los adenovirus. Estos microorganismos invaden las células del sistema respiratorio, desencadenando los síntomas típicos de congestión nasal, tos y estornudos. Pero no es el frío ambiental, en sí mismo.
Revisemos el sistema inmunológico
Contrariamente a la creencia popular, la exposición al frío no debilita directamente el sistema inmunológico. Investigadores en inmunología, como el doctor John Hopkins de la Universidad de Stanford, coinciden en que las bajas temperaturas no comprometen nuestra capacidad para combatir infecciones. De hecho, un ambiente frío puede incluso estimular ciertas respuestas inmunológicas.
Para respaldar estas afirmaciones, es crucial recurrir a fuentes de autoridad en el campo de la medicina y la investigación. La OMS y el CDC son instituciones de renombre mundial que proporcionan información actualizada y basada en evidencia sobre enfermedades infecciosas. Además, estudios realizados por revistas científicas de prestigio, como ‘The New England Journal of Medicine’ y ‘The Lancet’, ofrecen una comprensión más profunda de los mecanismos detrás de los resfriados y las gripes.
El vínculo de estas enfermedades típicas del invierno y la estación fría es mucho más sencilla: al haber bajas temperaturas se comparten espacios cerrados en menores distancias y con poca o nula ventilación, a veces con la calefacción muy alta, lo que favorece el contagio de virus entre personas. En primavera y verano ese riesgo de contagio disminuye, pero igualmente podemos sufrir infecciones en estas estaciones cálidas.
Desmitificando falsas creencias
Erradicar estos mitos es esencial para promover una comprensión precisa de cómo se propagan las enfermedades respiratorias. En lugar de temer al frío, debemos concentrarnos en prácticas saludables para prevenir infecciones. Lavarse las manos regularmente, evitar el contacto cercano con personas enfermas y vacunarse contra la gripe son estrategias eficaces respaldadas por la comunidad médica. Al comprender la verdadera naturaleza de los resfriados y las gripes, podemos tomar decisiones informadas y desafiar las creencias infundadas que persisten en nuestra sociedad.