
El euro registró una caída hasta los 1,07 dólares, alcanzando su nivel más bajo en tres meses. Esta depreciación frente a la divisa estadounidense eleva los costes de importación para las empresas europeas y plantea un nuevo desafío para la economía del bloque.
Los sectores más afectados son el energético y el tecnológico, altamente dependientes de importaciones en dólares. Sin embargo, el turismo podría beneficiarse, ya que Europa se vuelve un destino más atractivo para visitantes de fuera de la zona euro.
Economistas advierten que si la tendencia se prolonga, podría trasladarse a la inflación, encareciendo productos básicos y aumentando la presión sobre los consumidores.