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En concreto, ha anunciado que con los próximos cambios ya no será posible bloquear a otros usuarios, de manera que hasta ahora esta opción permitía que determinadas personas vetadas no pudieran leer los tuits de esa cuenta ni por tanto comentarle ni retuitear, dar a «me gusta»…
De esta manera, políticos y famosos que utilizan esta herramienta de manera masiva para impedir críticas y comentarios negativos en sus mensajes públicos, ya no podrán seguir ejerciendo este «derecho» digital, no escrito ni especificado como parte de esta red social.
Bloqueo privado
En todo caso, Musk sí que permitirá mantener un bloqueo a nivel privado, ya que el dueño de una cuenta podrá bloquear a otro usuario para que no le pueda escribir mensajes privados y así molestarle o incomodarle de alguna manera.
También se podrá seguir «silenciando» cuentas, de manera que quien ejerce esta acción no verá lo que los «silenciados» publican o comentan. Se trata de, al menos, un «bloqueo visual» pero sólo para ese usuario.
De momento no hay fecha para esta nueva implementación, que muchos ya están lamentando. Incluso los más expertos consideran que Twitter sí debería garantizar legalmente o contractualmente esta opción de bloqueo a usuarios. Al menos si pretende seguir ofreciendo la app en las plataformas de descarga de Android y Apple (App Store y Google Play), ya que entre las condiciones legales se exige que el creador de la app permita los bloqueos como forma de defensa de los usuarios, ya sea por recibir acosos o simplemente como opción personal.
Los cambios de Musk
Se trata del enésimo cambio de Musk en Twitter, que ya ni siquiera se sigue llamando así. Entre otras cosas, recientemente, aparte de la nueva denominación, obligó a que los usuarios paguen por las cuentas verificadas, convirtiéndolas prácticamente en un servicio premium bajo suscripción.
Además, suprimió un servicio gratuito que se llamaba «Tweet Deck«, el cual usaban las empresas y los community managers para gestionar varias cuentas a la vez, convirtiéndolo a un servicio de pago llamado Premium, a un coste superior de 100 euros al año.
