
La provincia de León se enfrenta a una de las peores catástrofes medioambientales de su historia reciente, con hasta once incendios simultáneos que han dejado un rastro de destrucción y desesperanza. Si bien la sociedad leonesa en su conjunto ha sufrido las consecuencias del fuego, existe un sector económico que ha recibido un golpe demoledor: la apicultura. La organización profesional agraria UCALE-COAG, mayoritaria en el sector apícola leonés, ha lanzado un grito de auxilio, exigiendo a todas las administraciones –desde la provincial hasta la europea– que implementen de forma inmediata un paquete de cuatro medidas cruciales para la recuperación de los apicultores afectados.
La magnitud del desastre para este sector es inconmensurable. Los incendios no solo han calcinado los colmenares, sino que han aniquilado el hábitat natural del que dependen las abejas. Como reza el proverbio del sector, “sin bosque no hay apicultura”, y el bosque leonés ha sufrido un mordisco descomunal. Las zonas más golpeadas, donde el fuego ha sido especialmente virulento, son precisamente los parajes de mayor riqueza floral y, por ende, los feudos tradicionales de la apis mellifera: las comarcas de Las Médulas, Cabrera, Omaña, Laciana, Valdería y Valduerna. Estas áreas, conocidas por sus mieles de alta calidad y la profusión de sus montes, han visto cómo su riqueza ecológica se convertía en ceniza.
UCALE-COAG estima que los incendios han afectado a más de un centenar de colmenares y unas 3.000 colmenas, dejando a decenas de familias apicultoras al borde del abismo. La destrucción de las colonias de abejas y de las infraestructuras es solo la punta del iceberg. La verdadera tragedia radica en la pérdida del “nutriente de la abeja”, el ecosistema forestal que tardará años, si no décadas, en recuperarse. Ante este panorama desolador, la organización ha articulado sus demandas en un plan de acción urgente, que busca mitigar el impacto inmediato y asegurar la viabilidad a largo plazo de los profesionales del sector.
Las cuatro medidas exigidas por el sector
Las peticiones de UCALE-COAG se estructuran en torno a la necesidad de una intervención integral y coordinada de las administraciones. La primera de ellas es facilitar los reasentamientos de los apicultores. Con sus zonas de trabajo calcinadas, muchos profesionales se ven obligados a trasladar sus colmenas supervivientes a otros lugares. Esto implica una serie de trámites burocráticos que, en una situación normal, ya son complejos. La organización pide que se eliminen las trabas administrativas para que los apicultores puedan encontrar rápidamente nuevos enclaves para sus abejas, sin dificultades añadidas a las que ya conlleva el propio traslado.
En segundo lugar, se solicitan ayudas para el mantenimiento y alimentación de las colonias supervivientes. Aunque algunas colmenas hayan escapado del fuego, el entorno del que se nutrían ha desaparecido. Sin flores ni vegetación, las abejas no tienen recursos para sobrevivir. Por ello, se hace indispensable proporcionar un apoyo económico que cubra los gastos de alimentación artificial de estas colonias, una medida vital para que puedan resistir hasta que la naturaleza vuelva a ofrecerles su sustento.
El tercer punto se centra en la reposición de colmenas y de las colonias perdidas. La destrucción material es un golpe directo al capital de las explotaciones. Se necesitan ayudas directas para que los apicultores puedan adquirir nuevas colmenas, así como los enjambres necesarios para reiniciar su actividad. La compra de nuevas colonias es una inversión considerable, y sin el apoyo público, muchos profesionales no podrán recuperar su negocio.
Finalmente, y quizás la demanda más crucial de cara al futuro, UCALE-COAG exige ayudas por el lucro cesante. El daño medioambiental causado por los incendios es de tal magnitud que la actividad apícola no podrá reanudarse en las zonas afectadas hasta pasado un lapso de entre cinco y ocho años. Este periodo de inactividad supone un descalabro económico para las familias que viven de la apicultura, que verán cómo sus ingresos se esfuman durante un largo periodo de tiempo. El lucro cesante es un concepto fundamental para entender la verdadera dimensión de la crisis, ya que el sector no solo ha perdido su infraestructura, sino también su futuro inmediato.
La crítica a la gestión forestal y la falta de inversión
Poli Castellanos, responsable de UCALE-COAG, no se ha limitado a pedir ayudas, sino que ha puesto el foco en la causa estructural de los incendios. Su mensaje es claro y contundente:
Esta declaración subraya una preocupación creciente entre los profesionales del medio rural. El abandono de la actividad agropecuaria tradicional, el despoblamiento de las zonas rurales y la falta de inversión en la gestión forestal han convertido a los bosques en polvorines listos para arder. El recorte de ayudas a sectores como la ganadería extensiva, que tradicionalmente ayudaba a limpiar el sotobosque, ha sido un factor que ha contribuido a la proliferación de incendios de gran virulencia. La falta de una política forestal integral y sostenible ha dejado a los montes sin su mejor protector: el propio ser humano que los habita y trabaja.
La situación es crítica, y las demandas de UCALE-COAG son un llamado a la acción que no puede ser ignorado. El sector apícola leonés, pilar de la economía rural y guardián de la biodiversidad, necesita de una respuesta rápida y coordinada de todas las administraciones. La supervivencia de estos profesionales y la recuperación de un ecosistema vital para la provincia dependen de que estas medidas se implementen sin demora.