
Como cada año, el final de agosto marca el comienzo de una de las temporadas más duras para los bolsillos familiares: el regreso a clases. Sin embargo, en esta ocasión, la subida generalizada de los precios ha convertido la vuelta al cole en un auténtico suplicio económico. Las familias leonesas, que ya luchan contra la inflación en su día a día, enfrentan ahora una nueva ola de gastos ineludibles que amenazan con asfixiar sus economías.
Un simple paseo por cualquier librería o gran almacén basta para notar la diferencia. Los libros de texto, a menudo un desembolso que supera los 300 euros por alumno, se llevan la mayor parte del presupuesto. A esto se suma el material escolar, con cuadernos, lápices y mochilas cuyos precios han aumentado significativamente. Las familias con varios hijos ven cómo la cifra se multiplica, convirtiendo la adquisición de lo básico en una misión casi imposible.
«Cada año es más difícil, pero este se nota mucho más el golpe», comenta una madre de dos hijos en edad escolar. «Solo en libros ya hemos gastado una barbaridad. Y aún nos falta la ropa, el material, las extraescolares… parece que nunca se acaba».
Un impacto más allá del aula
El gasto no se limita a lo estrictamente académico. La subida de precios también afecta a la ropa, el calzado y las cuotas de las actividades extraescolares, elementos que muchas familias consideran esenciales para el desarrollo de sus hijos. Este aumento se produce en un momento crítico, con la economía familiar aún recuperándose del verano y con la inflación afectando a la cesta de la compra y los suministros básicos.
Las asociaciones de consumidores alertan de que la carga económica de la vuelta al cole puede superar los 800 euros por niño en algunos casos, una cifra inasumible para la mayoría. Ante este panorama, muchas familias se ven obligadas a recurrir a préstamos o a endeudarse, sacrificando otros gastos o actividades de ocio para poder hacer frente a la situación.
El regreso a las aulas es una de las mayores alegrías para los más pequeños, sin embargo, para sus padres, se ha convertido en una fuente de preocupación y estrés. La vuelta al cole ya no es solo sinónimo de reencontrarse con los compañeros, sino también de hacer malabares financieros en un entorno económico cada vez más incierto.