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Recientemente se ha publicado la Encuesta de Población Activa (EPA) correspondiente al cuarto trimestre de 2024, cuyos resultados reflejan luces y sombras. El Observatorio de la Vulnerabilidad y el Empleo de la Fundación Adecco se ha centrado, en esta ocasión, en analizar uno de los indicadores más llamativos: el desempleo de larga duración, un parámetro que refleja los periodos de búsqueda de trabajo que se prolongan en el tiempo más de un año, y que constituye uno de los grandes disparadores de pobreza y exclusión social en España.
Los resultados de la última EPA respecto a este indicador plantean una interpretación ambivalente: si bien el desempleo de larga duración ha alcanzado su valor mínimo desde el año 2010, sigue impactando en mayor medida en los profesionales mayores de 50 años y en las mujeres. Se infiere por tanto una desigualdad estructural que afecta a ambos segmentos de la población, con una exposición mucho mayor a la pobreza y a la exclusión social.
Estas son las principales conclusiones del análisis:
· Por primera vez en España se contabilizan 999.700 personas en desempleo que superan los doce meses de búsqueda de trabajo, siendo la primera vez en 15 años que bajan del millón de personas. Han descendido un 13,4% respecto al mismo periodo del año anterior y un 70% con relación a hace una década.
· Su representación sobre el total de personas desempleadas es también la más baja desde 2010. Hoy, las personas que llevan más de un año en paro representan el 39% de la población en desempleo (eran un 43% hace 5 años y un 46% en 2010).
· Entre las principales razones de este descenso se encuentran la creación de nuevos puestos de trabajo en sectores como el comercio electrónico, la logística y la atención al cliente, que están demostrando capacidad para incorporar a un gran volumen de personas desempleadas. Además, la reactivación de actividades como el turismo y el transporte, paralizadas durante los años más críticos de la pandemia (2020-2021), está integrando a quienes llevaban un periodo prolongado en situación de desempleo.
· Por otra parte, y aunque aún tienen mucho recorrido, las políticas activas de empleo y los programas de acompañamiento a personas desempleadas de larga duración también han tenido un impacto positivo en la actualización de habilidades y competencias de las personas desempleadas, reduciendo el tiempo que tardan en encontrar trabajo.
· Pero si bien el descenso del paro de larga duración es una buena noticia, cuando se analiza el perfil del desempleado de larga duración se evidencian desigualdades estructurales que afectan a las mujeres y a la población sénior. Las personas mayores de 50 años constituyen el 30% de los parados, pero el 45% de los desempleados de larga duración (en 2014 eran el 25%) y el 56% lleva más de un año buscando empleo sin éxito (frente al 39% general),
· Por otra parte, el 56% de las personas desempleadas de larga duración son mujeres, cuyas trayectorias laborales tienden a verse interrumpidas debido a las responsabilidades familiares. Asimismo, las mujeres están sobrerrepresentadas en sectores con baja cualificación y vulnerabilidad ante crisis económicas como el turismo, la hostelería, la limpieza o el cuidado.