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El movimiento pensionista se solidariza con el resto de movimientos sociales

Si algo caracteriza los movimientos sociales es el sentimiento espontáneo de solidaridad. Se ha visto en numerosas ocasiones, como “solo el pueblo salva al pueblo”. Durante esta crisis, miles de personas voluntarias han llevado lo más necesario a las familias que no lo tienen: comida, ropa, etc. Todo el personal del sistema público sociosanitario, a veces mal pagado, muchas veces con contratos eventuales, duplicaron su esfuerzo, más allá de lo que les correspondía. Personas que aguantaron sin protección, que cayeron enfermas, algunas murieron. Que aún hoy sienten la rabia de la impotencia contra esta enfermedad y el desgaste moral que causa, mientras algunas Administraciones no estuvieron a la altura.

Nuestro agradecimiento al personal que contribuyó, en ese primer momento, a mantenernos lo mejor que pudo, y nuestro recuerdo a las miles de personas fallecidas, especialmente a quienes murieron en las residencias. El movimiento pensionista se solidariza con el resto de movimientos sociales.

No es justo que los fondos buitre se hagan, con malas artes, con viviendas sociales, que se desahucie a quien no tiene alternativa habitacional, que se especule con los precios de alquiler.

Una alternativa que también debe ir dirigida a las personas dependientes y de edad avanzada, para que haya muchas más residencias públicas de calidad y un servicio de ayuda a domicilio y centros de día mejorado y potenciado.

 Reivindicamos una vivienda digna para todas las personas, como establece la Constitución. También somos solidarios con el cuidado que hemos de dar al planeta. Ayer fue el día de los bosques. Los árboles dan vida, purifican el aire con su oxígeno, sujetan la tierra para que sea fértil, nos dan madera y frutos, y nos proporcionan el bienestar de sentir la naturaleza cerca.

 Y somos solidarios con las personas con síndrome de Down, cuyo día también se celebró ayer. Todas las personas somos iguales en derechos y oportunidades y todas las personas somos diversas y diferentes.

 Esta es la grandeza de los Derechos Humanos. Reivindicamos la igualdad, la fraternidad y la libertad. Estamos aquí porque nos rebelamos contra las injusticias. Es lo que nos empuja a salir y gritar que esto no puede ser, que algo tiene que cambiar.

 La pobreza avanza y se extiende, en España, en Europa y en todo el mundo. Por el contrario, los fondos de inversión especulativos siguen exigiendo beneficios económicos, como monstruos insaciables que todo lo tragan, sin importarle quien sufre o muere.

 Atacan el Estado del Bienestar para privatizar y apoderarse de lo público, de las herramientas de que dispone el Estado para hacer un reparto más justo de la riqueza: la educación, la sanidad, las pensiones, las viviendas, el agua, la tierra del común, etc.

La coordinadora de León por la Defensa del Sistema Público de Pensiones cumple 3 años de lucha. Algo ha conseguido el movimiento pensionista en todo el Estado desde el 2018: detener el 0,25 y el factor de sostenibilidad, que eran medidas para empobrecernos. Y lo más importante, que se nos tenga en cuenta en las decisiones políticas, porque ya hemos tomado conciencia de lo que pretenden con el pacto de Toledo: privatizar y recortar más las pensiones.

 Ahora nuestra reivindicación principal es garantizar una pensión mínima que sea igual al salario mínimo, para cumplir con el artículo 50 de la Constitución. Es la mejor forma de eliminar la brecha de género. Estaremos junto a otros movimientos sociales que luchan por la justicia, como el feminismo, la sanidad y educación públicas, la marea de afectados y afectadas de las residencias, por cuidar el planeta y hacerlo habitable para hoy y el mañana.

Contra la marginación y la exclusión, contra la pobreza. Finalmente, como ayer fue el día de la poesía, terminamos con este poema de Rafael Alberti

: A galopar Las tierras, las tierras, las tierras de España,

las grandes, las solas, desiertas llanuras.

Galopa, caballo cuatralbo, jinete del pueblo, al sol y a la luna

. ¡A galopar, a galopar, hasta enterrarlos en el mar!

A corazón suenan, resuenan, resuenan,

las tierras de España, en las herraduras.

 Galopa, jinete del pueblo caballo de espuma

¡A galopar, a galopar, hasta enterrarlos en el mar!

Nadie, nadie, nadie, que enfrente no hay nadie;

que es nadie la muerte si va en tu montura.

Galopa, caballo cuatralbo, jinete del pueblo que la tierra es tuya.

 ¡A galopar, a galopar, hasta enterrarlos en el mar!

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