La Universidad de León ha recibido este viernes la “valiosa” donación de la “vasta” colección de libros de temática leonesa de la catedrática Julia Miranda Pérez-Seoane, referente en el ámbito académico y figura clave en el estudio y difusión de la lengua leonesa.
En un sencillo pero emotivo acto en la Facultad de Filosofía y Letras, los hijos de Julia han hecho entrega de las más de 300 obras especializas en historia, literatura y lingüística leonesa, entre las que se encuentra su tesis doctoral sobre toponimia menor de la cuenca alta del Esla que en su día se alzó con el Premio Extraordinario de Doctorado de la Universidad de Oviedo.
La vicerrectora de Inclusión, Igualdad y Proyección Social, Raquel Domínguez, que ha estado acompañada por la directora de la Cátedra de Estudios Leoneses, María José Pérez, ha trasladado el agradecimiento de toda la comunidad universitaria por una donación que viene a fortalecer los recursos disponibles en la Universidad para la investigación y preservación de la cultura leonesa.
Un gesto que, según destacó la vicerrectora, permite a la institución académica consolidarse como un referente “aún más comprometido” con la preservación de la identidad, la cultura y la lengua leonesa y un espacio que “honra y difunde el patrimonio de León”.
“La incorporación de esta colección significa que, en adelante, estudiantes, y docentes podrán sumergirse en el amplio legado cultural de León, comprendiendo y valorando mejor la historia, la lengua y la literatura de la región. Esta universidad es, desde hoy, un poco más leonesa gracias al gran legado de Julia Miranda Pérez-Seoane”, ha señalado la vicerrectora.
Fallecida en 2004, Julia Pérez-Seoane fue catedrática de Lengua y Literatura de la Escuela Universitaria de Formación del Profesorado de Educación General Básica de León, hoy Facultad de Educación, donde ejerció los últimos años como profesora emérita hasta su jubilación.
Discípulas suyas como María Teresa Llamazares Prieto destacan la calidad de sus enseñanzas y de su persona, así como su saber y su saber hacer, “adornados siempre por el rigor, el orden, la sistematización, la precisión y la sencillez, hizo que sus discípulos gustaran de la lengua como nunca antes y, sobre todo, alimentó sus ansias por seguir aprendiendo”.