Cuando el frío aprieta en la provincia y las primeras nieves cubren las cumbres, la cocina leonesa se refugia en el calor del horno. En medio de la inmensa oferta de repostería industrial que inunda los supermercados en estas fechas, un nombre resuena con fuerza desde la Montaña Leonesa: Montesori. La empresa leonesa ha logrado convertir sus productos en un estandarte de calidad, y para esta campaña navideña, tienen un protagonista indiscutible.
Si el sur de España tiene sus mantecados, León tiene sus Sequillos Adelina. Este dulce, que la sabiduría popular ya ha bautizado como «los polvorones de estas fiestas» en la provincia, representa mucho más que un bocado dulce; es una declaración de intenciones y una apuesta decidida por el producto de kilómetro cero.
Más que un dulce, una identidad
Los Sequillos Adelina destacan por una textura inconfundible que se deshace en el paladar, fruto de una receta que respeta los tiempos y las materias primas de antaño. Lejos de las cadenas de montaje masivas, Monseri elabora cada pieza manteniendo la esencia de la repostería de montaña: contundente, honesta y sin artificios.
El éxito de estos sequillos radica en su capacidad para evocar la memoria gustativa. Para muchos leoneses, morder uno de estos dulces es viajar a las cocinas de las abuelas, al calor de la leña y a las tardes de invierno en los pueblos de la montaña. Es el sabor de la Navidad leonesa, esa que no necesita de grandes campañas de marketing porque se sustenta en la calidad del ingrediente.
¿Apostamos por León?
La pregunta que plantea la campaña de este año no es retórica. «¿Apostamos por León?» es una invitación a reflexionar sobre el contenido de nuestras cestas de la compra. Elegir los dulces de Montesori frente a opciones foráneas no es solo una cuestión de paladar, sino de compromiso territorial.
Consumir productos de empresas como Reposteria Montesori significa inyectar vida en la Montaña Leonesa, una zona que lucha contra la despoblación a base de emprendimiento y trabajo duro. Significa que el valor añadido se queda en la tierra y que se preservan puestos de trabajo en el entorno rural.
Esta Navidad, las bandejas de dulces en León tienen la oportunidad de contar una historia diferente. Una historia de resistencia y sabor que se escribe desde la montaña y que, gracias a los Sequillos Adelina, promete conquistar los paladares más exigentes.