
Los recientes y voraces incendios que han asolado la provincia de León han vuelto a poner de manifiesto una dramática realidad que se repite con una frecuencia alarmante. Las llamas no solo han devorado miles de hectáreas de patrimonio natural y cultural, sino que también han desencadenado un drama humano y han evidenciado las graves deficiencias en la gestión política de esta crisis. Mientras los trabajadores y trabajadoras se enfrentan al fuego en condiciones extremas, surge la imperiosa necesidad de un cambio de paradigma en la gestión forestal para proteger un territorio eminentemente rural y forestal.
La provincia de León se encuentra, una vez más, en el foco de una tremenda crisis. La multiplicación de los incendios, las consecuencias económicas y el inestimable esfuerzo de quienes luchan contra el fuego han expuesto las debilidades de un sistema que, a pesar de las advertencias, parece incapaz de evitar que la tragedia se repita año tras año. Sin embargo, más allá de la necesaria evaluación de lo ocurrido y de la búsqueda de responsabilidades, es crucial entender que el valioso patrimonio natural de León genera beneficios ambientales, sociales y económicos que deben ser protegidos a toda costa. La conservación y mejora de los montes, junto con la modificación en la gestión forestal, se presentan como procesos indispensables para frenar la amenaza constante de los grandes incendios forestales.
La necesidad de un Plan Integral y la crítica a la gestión autonómica
Uno de los puntos más críticos señalados por sindicatos y expertos es la falta de una gestión eficaz en la conexión urbano-forestal y la ausencia de planes de autoprotección en los municipios con riesgo. Esta falta de planificación es especialmente preocupante en zonas de alto valor ecológico y patrimonial, como es el caso de Las Médulas. Este espacio, declarado Patrimonio Mundial de la Humanidad por la UNESCO, ha demorado incomprensiblemente la elaboración de un Plan Integral de gestión, que se encuentra aún en fase inicial, tras la derogación del anterior en 2013. Aunque estos déficits no hubieran evitado por completo los incendios, sí habrían mitigado sus efectos más negativos, una responsabilidad que se atribuye directamente a la administración autonómica competente.
El sindicato CCOO ha sido una voz constante en la crítica a la gestión autonómica y ha defendido durante años un operativo público que sea eficaz, bien dimensionado, profesional, formado y bien organizado. La actual crisis ha demostrado que el operativo de Castilla y León tiene «mucho margen de mejora», un hecho que, lamentablemente, se repite con cada ola de incendios.
Un clamor por la inversión y el compromiso político
Elena Blasco Martin, Secretaria General de CCOO León, ha alzado la voz para exigir a las administraciones un cambio radical. “Necesitamos inversión e implicación de las administraciones competentes, recursos técnicos y humanos para la prevención y la lucha contra el fuego y un plan integral de gestión forestal público con actividad preventiva todo el año”, afirmó.
Blasco ha insistido en la necesidad de un Plan de Emergencia de Inversión Pública para la provincia, un plan que ya había sido reivindicado por la organización sindical. Este plan se considera ahora prioritario, no solo para proteger el valor potencial de los recursos naturales de León, sino también para garantizar la recuperación de todo lo que ha sido asolado y devorado por las llamas. La urgencia de esta inversión es evidente, y la pasividad de las administraciones ante esta situación es inadmisible.
La tragedia humana y la pérdida irreparable
El drama de los incendios no se limita a la destrucción del entorno natural. La trágica pérdida de un joven que falleció mientras colaboraba en las labores de extinción ha conmovido profundamente a la provincia. Desde CCOO León han expresado su profundo pesar y han lamentado esta pérdida, enviando sus condolencias a la familia y amigos. Este lamentable suceso subraya la crítica a la falta de medios profesionales y pone en evidencia que «no puede ser que la participación voluntaria y la solidaridad ciudadana, poniendo en riesgo su vida, sea quien supla la ausencia de medios profesionales”. Esta frase resalta la desprotección de los ciudadanos y la falta de un operativo profesional y bien equipado que sea capaz de hacer frente a la magnitud de los incendios.
En conclusión, los incendios en León son mucho más que un desastre ecológico. Son la manifestación de una crisis de gestión política, la evidencia de una falta de inversión en prevención y la tragedia humana que se repite cada año. La provincia de León necesita urgentemente un cambio de modelo, un plan integral de gestión forestal y un compromiso político real para proteger su patrimonio, sus ciudadanos y su futuro.