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El consumo de arte beneficia a la salud mental

Según Ana Melo, utilizando las disciplinas artísticas para “materializar” miedos y sentimientos, y “viendo y viviendo el arte”, es posible mejorar nuestra salud mental.

La salud mental se ha convertido en una de las grandes preocupaciones de la sociedad actual. Según los últimos datos, en España el 34% de la población tiene algún problema de salud mental y en el caso de los mayores de 85 años el porcentaje se dispara por encima del 50%. Una crisis generalizada en todo el mundo y que, además del tratamiento con especialistas, tiene otra solución: el consumo de arte.
Durante mucho tiempo se han desarrollado investigaciones para concretar la vinculación entre una buena salud y el consumo y participación en actividades artísticas. La última que confirma que hay una correlación positiva entre ambas es la británica impulsada por el Departamento de Cultura, Medios de Comunicación y Deporte y Frontier.
La conclusión es clara: consumir arte y participar en actividades de este estilo es beneficioso para la salud mental y ahorra miles de dólares al año en tratamientos con especialistas. “Hay que entender el arte no solo como una forma de ocio y cultura, sino también como una herramienta para trabajar con los sentimientos y, por lo tanto, con la salud mental”, explica Ana Melo, fundadora de Teoría del Arte y comisariada de exposiciones.
“El arte, como medio de expresión, es un motor muy potente para afrontar conflictos psicológicos a través de la mejora de las habilidades sociales y comunicativas. En el fondo, la comunicación es un elemento esencial en toda terapia psicológica, y el arte es comunicación. Es evidente que ayuda a expresar y gestionar miedos, entre otras cosas”, subraya Melo.
Este estudio impulsado desde Reino Unido habla de la importancia de consumir y participar en actividades creativas como la pintura. También en actividades teatrales y musicales. El simple hecho de dibujar, aunque el talento brille por su ausencia, es beneficioso. “Muchas veces es más sencillo expresarse a través de una pintura o una escultura que con las palabras. Nos da menos vergüenza y muestra otro plano diferente al que estamos acostumbrados”, concreta Melo.
De hecho, hay libros que corroboran la influencia de la pintura en los sentimientos como Your Brain on Art: How the Arts Transform Us. Esta obra del psiquiatra James Gordon aborda la ‘técnica de los tres dibujos’: en el primero haces un dibujo simple de ti mismo, en el segundo lo haces con tu mayor problema y en el tercero te dibujas resolviéndolo. Según un reportaje del New York Times, esto favorece el autodescubrimiento y ayuda a las personas a controlar y dirigir un proceso de curación.
Incluso la OMS pidió en 2019 incluir el arte y la cultura en los sistemas sanitarios. Posteriormente apareció la pandemia, donde la expresión a través del arte y la visualización de exposiciones, musicales y otras obras en sus diferentes formatos se convirtió en la única vía de escape y expresión de una población confinada y lastrada psicológicamente.
Según Ana Melo, utilizando las disciplinas artísticas para “materializar” miedos y sentimientos, y “viendo y viviendo el arte”, es posible mejorar nuestra salud mental. “El arte es emoción, por lo que alrededor de él resulta más fácil abrirse emocionalmente, incluso con personas con las que no tengas relación. Moverse por ese mundo facilita el diálogo abierto y franco sobre algo tan íntimo como son las emociones”, concluye.
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