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El cerebro detecta amenazas de infección antes del contacto físico, ¡Y activa las defensas!

Un innovador estudio revela cómo la anticipación de una enfermedad, incluso en realidad virtual, puede poner en marcha tu sistema inmunitario, una estrategia evolutiva clave para protegernos.

¿Alguna vez has sentido una especie de «alarma» interna cuando alguien tose cerca de ti, incluso antes de que te toque? No es solo una impresión. Nuestro cerebro humano posee una capacidad asombrosa: puede detectar señales de infección potencial incluso antes del contacto físico real, activando preventivamente nuestras respuestas inmunitarias. Así lo confirma un reciente y fascinante estudio publicado en la prestigiosa revista Nature Neuroscience, que ha empleado una combinación de realidad virtual, neuroimagen, fisiología y análisis computacionales para desentrañar este misterio.

La investigación, dirigida por Andrea Serino, profesor de Neurociencias Clínicas en el Hospital Universitario de Lausana (Suiza) y líder del MySpace Lab, contó con la valiosa participación de Camilla Jandus, especialista en inmunología y neurofisiología de la Universidad de Lausana y el Hospital Universitario de Ginebra. Juntos, han desvelado un mecanismo evolutivo que nos protege de amenazas invisibles.

La amenaza virtual: Suficiente para activar defensas

Para el experimento, se involucró a 248 adultos jóvenes sanos en un entorno de realidad virtual. Allí, interactuaron con avatares humanos: algunos presentaban signos visibles de enfermedad, como erupciones cutáneas o tos, mientras que otros mostraban expresiones neutras o de miedo. El hallazgo clave se produjo cuando los avatares «enfermos» invadían el espacio peripersonal de los participantes, es decir, esa zona inmediata alrededor de nuestro cuerpo que consideramos nuestra burbuja personal.

Al traspasar este límite virtual, los participantes no solo mostraron una mayor sensibilidad táctil, sino también una activación del sistema cerebral encargado de detectar amenazas cercanas. «Nos preguntamos si respuestas neuronales anticipatorias podrían detectar infecciones potenciales y alertar al sistema inmunitario, preparándolo para actuar», explican los autores en el estudio. Y la respuesta fue afirmativa. El posible contacto con avatares infecciosos que invadían el espacio peripersonal fue anticipado por áreas multisensoriales y motoras del cerebro, activando la red de saliencia, una red neural crucial que determina la importancia de los estímulos internos y externos.

Respuestas cerebrales e inmunitarias: Una conexión reveladora

Las técnicas de electroencefalografía (EEG) y resonancia magnética funcional por imágenes (fMRI) fueron fundamentales para esta investigación. Estas herramientas revelaron una activación diferencial del cerebro de los participantes cuando se enfrentaban a avatares con síntomas infecciosos, en comparación con los avatares neutros o temerosos. Es decir, el cerebro reaccionaba de forma distinta y más intensa ante la percepción de enfermedad.

Lo más sorprendente fue lo que ocurrió a nivel fisiológico. Los análisis de sangre realizados a los participantes detectaron un incremento significativo en la actividad de células linfoides innatas (ILC). Estas células son componentes clave de nuestra inmunidad inmediata, la primera línea de defensa de nuestro cuerpo contra patógenos. Lo más notable es que esta respuesta inmune fue comparable a la generada por una vacuna contra la gripe real, lo que subraya la potencia de esta activación anticipatoria.

«Nuestros análisis conductuales, neurofisiológicos, inmunológicos y computacionales demuestran que amenazas infecciosas potenciales —incluso presentadas en realidad virtual— son procesadas por el sistema del espacio peripersonal y la red de saliencia de forma anticipatoria, y reactivan el sistema inmunitario desencadenando respuestas de células ILC», sostienen los investigadores.

El «Detector de Humo» del cerebro para la salud

Esta sofisticada interacción entre la percepción cerebral y la respuesta inmunitaria refleja un mecanismo evolutivo crucial, conocido como el “sistema inmunitario conductual”. Este sistema nos impulsa a generar respuestas rápidas ante señales visuales de enfermedad, incluso si eso implica generar «falsos positivos». Los autores lo comparan con el principio del “detector de humo”: es preferible que salte la alarma por precaución a que no salte cuando hay un peligro real.

Según los investigadores, detectar a tiempo situaciones potencialmente infecciosas permite a nuestro cerebro tomar decisiones estratégicas de forma inmediata. Esto incluye desde estrategias de evitación, como el distanciamiento social (una respuesta que hemos visto cobrar gran relevancia en tiempos recientes), hasta la activación de defensas inmunológicas que preparan al cuerpo para combatir una posible infección antes de que esta se instale.

Este estudio no solo amplía nuestra comprensión de cómo el cerebro procesa las amenazas, sino que también extiende el papel de las defensas conductuales, que tradicionalmente se asociaban solo con el comportamiento social, al plano biológico fisiológico. Como concluyen los investigadores: “nuestro organismo reacciona a las amenazas inmunitarias no sólo cuando han invadido el cuerpo, sino también cuando cruzan el límite funcional que separa el yo del entorno”. Es una revelación sobre la profunda interconexión entre nuestra percepción del mundo y nuestra capacidad de supervivencia.

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