
La Casa de León en Madrid acogió el lunes 21 de abril la presentación del ensayo Cervantes y la ternura humorística, del periodista y cervantista Eduardo Aguirre Romero, editado por la editorial leonesa Marciano Sonoro. El acto fue presentado en nombre de la Casa por Pilar Pacho Mencía y contó con la participación de los también escritores y docentes Elisa Romero Fernández-Huidobro y Demetrio Fernández González, que acompañaron al autor en una mesa redonda repleta de referencias literarias, afectos personales y reflexión crítica.
El evento comenzó con un sentido recuerdo al Papa recientemente fallecido, en el que se destacó su papel como figura de diálogo, compasión y apertura, valores que, de alguna manera, también laten en el espíritu cervantino que Eduardo Aguirre reivindica en su obra.
Cervantes y la ternura humorística es un ensayo en el que Aguirre, columnista veterano del Diario de León y gestor cultural, propone una lectura del Quijote atravesada por tres emociones esenciales: humor, amor y dolor. Frente a la caricatura o la burla fácil, el autor defiende que Cervantes armonizó esos tres elementos a través de lo que denomina «ternura humorística», una mirada compasiva y profundamente humana sobre sus personajes y sobre la propia vida.
Durante su intervención, Eduardo Aguirre explicó el origen familiar de su interés por el cervantismo y cómo sus casi 40 años escribiendo la columna Al trasluz le han servido para modelar un humor que nunca pretende herir, en línea con el que, según él, también buscaba Cervantes: una crítica lúcida, pero sin sátira destructiva.
Aguirre también introdujo algunos de los conceptos clave de su nuevo libro, como “sonrilágrima” y “gags personalidad”, que definen la manera en la que el humor se entrelaza con la emoción en la obra cervantina. Subrayó además el valor pedagógico y recreativo del Quijote, especialmente en un mundo actual en el que resurgen fuerzas de intolerancia y destrucción.
El ensayo, que incluye ilustraciones de los artistas leoneses Ricardo Ranz y Nicolás M. Roa, así como imágenes del Banco de Imágenes del Quijote (1605- 1915), cuenta con un prólogo del filólogo Luis Gómez Canseco, de raíces omañesas.
Los asistentes disfrutaron de una velada emotiva y culta, en la que también se puso en valor el talento literario que nace y se proyecta desde León, y el papel de la Casa de León como punto de encuentro para la reflexión, la memoria y la creación.