
Con la llegada de agosto, muchas comunidades autónomas han actualizado sus tarifas del transporte público, algunos con subidas, otros con mantenimiento de descuentos. Los cambios afectan a millones de usuarios que utilizan abonos mensuales, tarjetas multiviaje y títulos sociales.
Las decisiones se deben a la finalización o prórroga de ayudas estatales, el encarecimiento de los costes operativos y ajustes presupuestarios regionales.
¿Dónde suben las tarifas?
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Madrid: Se mantiene el abono joven a 8 euros, pero el abono general sube 3 euros tras finalizar la bonificación del 60% estatal.
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Cataluña: El T-usual pasa de 20 a 26,95 euros en Barcelona al retirarse parcialmente el descuento.
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Comunidad Valenciana: Se eliminan las gratuidades para menores de 31 años y se vuelve al precio normal.
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Andalucía: Se mantienen los precios actuales hasta septiembre.
¿Y las ayudas estatales?
El Gobierno central ha mantenido parte de las ayudas a quienes cumplan ciertos requisitos:
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Rentas inferiores a 21.000 €/año.
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Estudiantes y desempleados en situación activa.
Estas personas pueden seguir solicitando descuentos del 30% al 50% en sus comunidades. Sin embargo, ya no se aplican automáticamente como en 2023 y 2024.
¿Cómo afecta a las familias y trabajadores?
En plena época de inflación, cualquier subida en transporte impacta directamente en la economía de las familias, especialmente en quienes no tienen alternativa al coche o transporte público para ir al trabajo o estudiar.
“El transporte diario representa hasta el 10% del gasto mensual de un hogar medio”, señalan desde la OCU.
¿Qué puedes hacer?
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Revisa tu abono antes de renovarlo: consulta si puedes optar a bonificaciones.
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Valora cambiar a tarifas integradas si haces transbordos.
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Usa apps oficiales (como la del Consorcio de Transportes) para ver rutas y precios en tiempo real.
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Considera opciones como la bicicleta pública, patinetes compartidos o vehículos eléctricos municipales si tu ciudad los ofrece.
El 1 de agosto marca un nuevo capítulo para el transporte público en España. Aunque algunas bonificaciones se mantienen, los precios comienzan a normalizarse y obligan a planificar mejor los desplazamientos y los gastos mensuales.