
El Día Internacional contra el Dengue, conmemorado cada 26 de agosto, vuelve a poner en el centro del debate público la amenaza que representa esta enfermedad para la salud mundial. En 2025, los informes de la Organización Mundial de la Salud (OMS) revelan un aumento sostenido de contagios en regiones tropicales y subtropicales, lo que ha encendido las alarmas en gobiernos y organismos internacionales.
El dengue, transmitido por la picadura del mosquito Aedes aegypti, afecta a millones de personas cada año y se ha convertido en una de las enfermedades virales más extendidas en el planeta. Según los datos más recientes, más de la mitad de la población mundial vive en áreas de riesgo, lo que evidencia la urgencia de reforzar las campañas de prevención y control.
Entre las recomendaciones más difundidas se encuentran eliminar los criaderos de mosquitos, utilizar repelente y reforzar la vigilancia epidemiológica. En países de América Latina y el Sudeste Asiático, donde los brotes han sido más agresivos, las autoridades sanitarias han intensificado los programas de fumigación y educación comunitaria.
La OMS subraya que el cambio climático y la urbanización acelerada son factores que están favoreciendo la expansión del vector. Por ello, insiste en que la cooperación internacional y la inversión en investigación son claves para frenar la propagación.
El Día Internacional contra el Dengue busca recordar que la lucha contra esta enfermedad no depende únicamente de los sistemas de salud, sino también de la acción ciudadana para protegerse y reducir los espacios de reproducción del mosquito.