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Día de la Igualdad Salarial: La brecha persistente que nos frena a todos

Cada 18 de septiembre, el mundo se une para conmemorar el Día Internacional de la Igualdad Salarial, una fecha designada por la ONU para concienciar sobre uno de los mayores desafíos del mercado laboral global: la brecha salarial entre géneros.

A pesar de los avances y las normativas, la diferencia en la remuneración que reciben hombres y mujeres por un trabajo de igual valor sigue siendo una realidad innegable.

Cifras que no mienten

Los datos más recientes de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) revelan una persistente brecha salarial a nivel global. Las mujeres, en promedio, ganan solo el 77% del salario que reciben los hombres por el mismo trabajo. Esto significa que, por cada euro que gana un hombre, una mujer recibe apenas 77 céntimos. Esta desigualdad no solo es un problema de justicia social, sino también un lastre para la economía mundial. Se estima que, si se lograra cerrar por completo esta brecha, el PIB global podría incrementarse significativamente.

La desigualdad es aún más profunda para las mujeres con menos formación, las migrantes y las que pertenecen a minorías étnicas, quienes se enfrentan a una «doble discriminación». La OIT ha señalado que la pandemia de COVID-19 exacerbó este problema, ya que las mujeres, a menudo, trabajan en sectores más vulnerables y se vieron forzadas a asumir una mayor carga de cuidados no remunerados.

Más allá del salario: El techo de cristal

La disparidad salarial es solo la punta del iceberg. Detrás de estas cifras se esconden otros obstáculos, como el techo de cristal, que impide a las mujeres acceder a puestos de liderazgo y de mayor responsabilidad. La subrepresentación femenina en cargos directivos y en industrias tradicionalmente dominadas por hombres es una de las principales razones por las que la brecha persiste.

Además, los roles de género siguen influyendo en las decisiones profesionales, lo que lleva a una segregación ocupacional. Las mujeres se concentran en sectores con salarios más bajos, como la educación, la salud o los servicios, mientras que los hombres dominan campos mejor remunerados como la tecnología o la ingeniería.

El camino a seguir

Celebrar el Día de la Igualdad Salarial no es solo una ocasión para reflexionar, sino también para actuar. Gobiernos, empresas y sociedad civil tienen un papel crucial. La implementación de leyes de transparencia salarial, el fomento de la corresponsabilidad en el hogar, y la promoción de la educación en igualdad desde la infancia son pasos esenciales.

En el mundo actual, la igualdad de género no es una meta, sino una necesidad. Reducir la brecha salarial no solo beneficia a las mujeres, sino que construye sociedades más justas y economías más fuertes. Lograr que un trabajo de igual valor reciba una remuneración igualitaria es una deuda pendiente que debemos saldar por un futuro equitativo para todos.

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