Ahora León / Texto: V.Véles / Imagen: S.Arén
Como sucede cada 365 días, la llegada del nuevo año vuelve con propósitos y motivaciones renovadas a todos aquellos que creen que el 1 de enero supone el reinicio de todo. Dejar de fumar, apuntarse al gimnasio o comenzar a comer saludable son algunos de los proyectos estrellas que se ponen en marcha estos días.
Muchos de ellos, más de los que nos gustarían, nunca llegan a buen puerto. Para amenizar la cuesta de enero a menudo esos propósitos pronto se convierten en la llama que enciende un enorme puro, en el sofá que nos convence para una tarde de peli o en el cuchillo que corta un enorme chuletón.
Tal vez estos propósitos requieran más de fuerza de voluntad que de simple motivación. Estar motivados es importante para lograr un proyecto, pero la voluntad es la chispa que nos incita a la acción. Pasar de la teoría de ese papel en el que hemos subrayado nuestro objetivo para este año, a la práctica de lograrlo.
Ese afán de superarnos, de motivar a la propia motivación, es el que transforma en éxito o fracaso cualquiera de estas intenciones de año nuevo. Así, y pese a que parezcan obviedades, si queremos viajar más tendremos que coger el avión y si pretendemos estar en buena forma este 2017 tendremos que vencer la pereza diaria para salir a correr.
Toca ponerse en marcha, reiniciarse y crecer. Para ello, cualquier excusa es buena sea 1 de enero, 13 de junio o 3 de octubre. Acción en este comienzo de año para que nuestros proyectos no queden enterrados, para volverlo a intentar y para seguir ilusionándonos con aquello que fue lo mejor de 2016. Al fin y al cabo, nunca es tarde para dejar de fumar.
