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Crónica pequeña de una moción grande

Ahora León / Noticias de León / Opinión: Isidro García Getino 

Sabíamos de sobra el NO. También sabía toda España que NUNCA una moción ha sido tan necesaria, tan importante, tan esclarecedora, como así ha sido.

Lo de menos es la votación, el resultado numérico de los «no». Eso solo confirma la gran desgracia de tener partitocracia en vez de democracia. Eso sí que es una auténtica vergüenza nacional, una desgracia y un «estado de torcido»; que los parlamentarios sean ovejas esclavas en  rebaños sometidos a unos dicta-votos. Que los representantes del pueblo estén secuestrados durante cuatro años sin poder hablar ni votar lo que piensan ni lo que sus representados necesitan, ya que están sometidos al petimetre que dicta todo en ese partido, llámese Iván Redondo,…,o Perico los Palotes (éste es mucho mejor que todos ellos).

Pero vayamos a la esencia de los dos días nefastos. Aunque no fueron una pérdida de tiempo Sres. del PP, pues se aclararon muchas cosas, en especial de Vds.

– España pudo oír toda la infamia que tenemos en Moncloa y sus cloacas, las que el ingeniero ha prolongado y llegan ya hasta Caracas.

– Pudimos escuchar la gran incultura del vice, poniendo a uno de los mejores pensadores y escritores que hemos tenido, fuera de lugar y de su pensamiento. El ilustre Donoso Cortés perdona al vice Iglesias su ignorancia, eso es «pecata minuta» en su amplio espectro de incultura.

– Lo anterior lo rematan sus «portavozas» con la sarta de estupideces sin parangón. Pobrecitas, ellas son solo «la voz de su amo». Para eso son tan feministas.

– Llegamos al máximo de los baldones del día. Sr. Casado, la inicua ofensa que lanzó contra Abascal no tiene parangón en nuestra democracia ya ahíta de iniquidades. El PP entero tiembla ante el efecto disolvente de una tal felonía. No puede, Sr. Casado, ni siquiera pedir perdón; debe taparse, esconderse, callarse y purgar durante años esa impiedad. No existe ni un solo pepero digno y respetable que no esté ofendido por Vd. Lo peor es que si Vd. se va, como sería propio para salvar su honor, quedaría al frente del partido su segundo, y eso es aún peor. Lo mejor es que el partido desaparezca por esta felonía, culmen de otras muchas anteriores. Al fin y al cabo, para ser lacayuelos del PSOE, no merece la pena estar ahí y muchos votantes se sentirán aliviados.

– El día negro del PP tuvo mucho más, aunque no peor. Se destapó el guiso que ¿lo habían amañado con Sánchez? Y éste le pasó la patata caliente (pero totalmente envenenada, como es propio del presi). Fíjese que solo detuvo el reloj, pero ni anula, ni borra ni suprime su propósito. Solo espera que Vd., Sr. Casado, trague la patata envenenada y así salda su jubilación política sin retirarse por la anterior felonía.

– Y todavía tuvo Vd. Sr. Casado otra desgracia supina; le felicitó efusivamente el vice, por su discurso maldito. ¡Ya el colmo! Con ello puede hacerse idea del mal causado. Peor imposible. Ahora sabemos bien con quienes chanchullea Vd.

– Otra lindeza de la moción fue la salida a escena de la portavoz del PSOE. La Sra. Lastra, como buena fregona del partido, puso la cara, la voz y la expresión de circunstancias. Su réplica venía ya oxidada por lo «actual» que resultaba su contenido, lo había preparado meses ha, y olía ya. Ella, muy digna, cogió el turiferario y soltó todo el incienso de la reserva mundial; el tufo fue insoportable, pero tapó toda la pestilencia del Partido.

El hemiciclo quedó impregnado para largo tiempo  con el aroma de las artificiales flores que planta el partido y el gobierno; con ellas pretenden ocultar tanta muerte, tanta destrucción, pobreza, miseria, odio, deshonra y burla como están causando a España.

Sra. Lastra, Vd. necesita la fregona, lejía y mucha energía para limpiar la roña, la mugre acumulada en su partido. No funciona bañarlo en aroma de rosas ni ahumarlo con inciensos; eso solo sirve para incautos bobalicones que son los mismos que se tragan las mentiras del presidente, solo sirven para rebaños y para dar empuje a las hordas.

– Nos queda por revisar el Sr. Sánchz. Bueno, además de mentir como siempre, de culpar a otros y parar momentaneamente el reloj, no pudo disimular el tufo a cocinados múltiples. Se supone que la Sra. Lastra le incensaría a la salida , lo suficiente para tapar tanto hedor.

Nunca una moción de censura fue tan necesaria ni tan reveladora como ésta.

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