Los especialistas coinciden: la planificación fiscal se hace antes del 31 de diciembre. Después, la mayoría de palancas desaparecen y solo queda declarar lo ocurrido. Adelantar decisiones en noviembre permite simular escenarios, documentar gastos y aprovechar incentivos que requieren movimientos previos al cierre.
Idea fuerza: pagar solo lo justo exige prever, no improvisar.
Diagnóstico exprés en 30 minutos
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Ingresos acumulados del año (nómina, autónomos, alquileres, rendimientos financieros).
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Gastos y deducciones potenciales (formación, cuotas profesionales, donaciones, familia).
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Inversiones y movimientos patrimoniales (plusvalías/minusvalías, dividendos, fondos).
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Previsión de IRPF: retenciones practicadas vs. resultado estimado.
Resultado esperado: un mapa de oportunidades y alertas antes del cierre.
9 palancas legales para bajar tu factura (según perfil)
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Aportaciones a sistemas de previsión (planes de pensiones u otros): mejoran la base imponible; conviene planificar el rescate a futuro.
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Compensar minusvalías y plusvalías: vender pérdidas latentes (si la estrategia lo justifica) para neutralizar ganancias del año.
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Donaciones a ONG reconocidas**:** suelen tener deducción; guardar justificantes.
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Formación y reciclaje profesional: cursos y certificaciones relacionados con la actividad pueden mejorar deducibilidad (especialmente en autónomos).
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Cuotas colegiales y profesionales: revisar pagos anuales y facturas pendientes de registrar.
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Eficiencia energética y mejoras en vivienda: determinadas obras pueden acceder a incentivos si se acreditan con proyecto y certificaciones.
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Gastos de actividad (autónomos): telco, software, suministros afectos, seguros, alquiler de despacho, dietas con requisitos… orden y evidencias.
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Revisión de retenciones: ajustar tipo de IRPF en nómina si hubo cambios familiares o salariales para evitar deudas en primavera.
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Planificación de cobros: diferir o adelantar ingresos/emitir facturas con criterio (si la normativa lo permite) para suavizar tramos.
Mensaje central: cada caso es distinto; la clave es documentar y simular.
Plusvalías y minusvalías: reglas de juego para no equivocarse
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Mismo tipo de activo y plazos: respetar criterios de imputación y antigüedad.
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Evitar recompras inmediatas que anulen la pérdida (si aplica normativa antiaplicación).
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Costes y comisiones: incluyen impacto en ganancia/pérdida; conservar extractos.
Conclusión operativa: no “vender por vender”; alinear la táctica fiscal con el plan de inversión.
Nómina y familia: pequeños ajustes con gran efecto
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Cambios familiares (matrimonio/divorcio, hijos, discapacidad): comunicarlos por escrito para ajustar retenciones y mínimos.
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Pagas extra prorrateadas vs. íntegras: elegir flujo que evite saltos de retención y facilite ahorro.
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Gastos recurrentes (guardería, educación, movilidad): verificar requisitos y documentos.
Beneficio: menos desajustes en la liquidación final.
Autónomos: orden y evidencia, la pareja ganadora
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Libro de ingresos y gastos al día: fechas, concepto, proveedor y medio de pago.
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Gasto afecto: separar personal de profesional; cuentas y tarjetas distintas.
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Amortizaciones y provisiones: revisar tabla y altas de bienes; no dejar deducciones sin aplicar por falta de registro.
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Pagos fraccionados: simular regularizaciones para evitar tensiones de caja en el cuarto trimestre.
Resultado esperado: deducciones defendibles y caja predecible.
Eficiencia energética y vivienda: incentivos con papeles
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Obras con certificación (aislamiento, climatización eficiente, envolvente térmica): pueden optar a beneficios si se justifican técnicamente.
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Calendario: algunas ayudas exigen fecha de ejecución y documentación previa; consultar antes de empezar.
Clave: primero requisitos, luego obras.
Riesgos frecuentes (y cómo esquivarlos)
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Guardar tickets sueltos sin factura → Facturas completas con NIF, concepto y fecha.
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Mezclar cuentas → Separación total entre personal y profesional.
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Hacer movimientos “por impuestos” que rompen tu plan financiero → fiscalidad al servicio de la estrategia, no al revés.
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Esperar a diciembre → preparar en noviembre deja margen para corregir.
Plan de acción en 10 días
Día 1–2: recopilar ingresos, gastos y justificantes.
Día 3–4: simular IRPF con escenarios (con/sin aportaciones, con/sin compensaciones).
Día 5–6: ejecutar movimientos clave (aportaciones, donaciones, regularización de retenciones).
Día 7–8: ordenar expediente digital (facturas, contratos, certificados).
Día 9–10: revisión final y checklist; programar recordatorios para vencimientos.
Mini–checklist imprimible (7 puntos)
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¿He simulado mi IRPF con escenarios?
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¿Tengo justificantes y facturas en orden?
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¿Aprovecho aportaciones y donaciones con deducción?
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¿Compenso plusvalías/minusvalías con criterio?
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¿He ajustado retenciones tras cambios personales?
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¿Separé gastos profesionales de personales?
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¿Registré obras/eficiencia con documentos exigidos?
La fotografía final
Optimizar impuestos no es “pagar menos porque sí”, es usar las reglas para pagar lo justo. Con diagnóstico temprano, evidencias en orden y decisiones antes del 31 de diciembre, los contribuyentes reducen la factura, evitan sustos y mejoran su planificación financiera.