
Cada primer sábado de septiembre, el planeta dirige su mirada a una de las criaturas más incomprendidas del reino animal: el buitre. El Día Internacional del Buitre se erige como una jornada para honrar el papel vital que estas aves carroñeras desempeñan en los ecosistemas y para reflexionar sobre las amenazas que aún comprometen su futuro. Con esta efeméride como telón de fondo, la Junta de Castilla y León ha publicado los resultados de su seguimiento de buitres de 2024, un informe que traza un panorama de luces y sombras en la conservación de estas especies clave.
A través del trabajo coordinado de técnicos, agentes medioambientales y la Fundación Patrimonio Natural, la comunidad ha logrado avances notables, en sintonía con el papel crucial que España desempeña en la conservación de los buitres a nivel global. El país ibérico alberga más del 95% de las poblaciones reproductoras de buitre leonado y negro de Europa y es un refugio esencial para el alimoche y el quebrantahuesos. Castilla y León, en particular, se posiciona como una pieza fundamental en este puzle ecológico, albergando el 24% de las parejas de buitre leonado del país, el 23% de las de alimoche y el 18% de las de buitre negro.
Unos triunfan, otros sufren
El informe de la Junta revela tendencias poblacionales dispares. La estrella de la recuperación es, sin duda, el buitre negro. Tras estar al borde del colapso, su población ha experimentado un crecimiento notable, alcanzando las 740 parejas en 2024, un aumento de más del 220% desde el año 2000. Este éxito es el resultado de décadas de esfuerzos de conservación, que han permitido a la especie expandirse y colonizar nuevas áreas en provincias como Ávila, Segovia, Salamanca y Burgos.
Por su parte, el quebrantahuesos, que se extinguió como reproductor en la región a mediados del siglo XX, está protagonizando un regreso histórico. El éxito de los programas de reintroducción en el marco del proyecto LIFE Pro Quebrantahuesos, coordinado por la Fundación para la Conservación del Quebrantahuesos (FCQ), ha permitido que la especie comience a recolonizar zonas icónicas como Picos de Europa y, por primera vez en más de un siglo, el Moncayo soriano. El nacimiento de un pollo en libertad en esta sierra en 2024 es un hito que afianza al sistema Ibérico como un corredor ecológico vital para la especie.
Lamentablemente, no todas las noticias son positivas. El alimoche enfrenta un estado de conservación «desfavorable». A pesar de su importancia como la única ave migratoria de los buitres ibéricos, su población ha mostrado un declive constante, con una tendencia negativa en las principales áreas de control analizadas en la región. Este descenso, que se ha documentado de manera continua en zonas como los cañones del río Duratón, Riaza y Lobo, resalta la vulnerabilidad de esta especie y la urgencia de intensificar las medidas de protección.
Una estrategia de conservación multifacética
La Junta de Castilla y León ha implementado una estrategia integral para proteger a los buitres, abordando las principales amenazas que los acechan. Una de las más importantes ha sido la lucha contra el uso de cebos envenenados, una práctica ilegal que ha causado estragos en las poblaciones de aves carroñeras. La Estrategia Regional contra el Veneno, con un plan de acción bien definido, busca erradicar esta lacra. Además, se han tomado medidas legislativas para mitigar el riesgo de electrocución y colisión en las líneas eléctricas, una de las principales causas de mortalidad no natural.
Para asegurar la disponibilidad de alimento, un factor crítico para la supervivencia de los buitres, se ha constituido la Red de Alimentación de Necrófagas de Castilla y León (ZPAEN). Esta red de puntos de vertido controlados, que abarca casi el 90% del territorio de la comunidad, garantiza un suministro constante de cadáveres de ganado, un recurso que se vio limitado tras las normativas sanitarias derivadas de la encefalopatía espongiforme bovina.
Otro pilar de la estrategia es la planificación territorial. Se ha elaborado un mapa de zonas de alta sensibilidad para aves planeadoras, como el alimoche y el buitre negro, que orienta a los promotores de proyectos eólicos sobre las áreas de menor conflicto para estas especies, minimizando el riesgo de colisiones.
El futuro: más allá de los logros
Aunque los avances son innegables, el trabajo no ha terminado. La recuperación de estas especies es un logro, pero no garantiza su futuro. Es vital continuar con el seguimiento de las poblaciones, una tarea que la Consejería de Medio Ambiente, Vivienda y Ordenación del Territorio realiza anualmente. Estos censos, aunque parciales, proporcionan datos estandarizados y periódicos que son fundamentales para la gestión y la conservación de las especies a largo plazo.
El Día Internacional del Buitre nos recuerda que la salud de estos majestuosos carroñeros es un indicador de la salud de nuestros ecosistemas. La lucha contra las amenazas, la inversión en investigación y la educación pública son los pilares que garantizarán que estas aves sigan cumpliendo su función vital en la naturaleza, actuando como guardianes silenciosos de la salud ambiental.