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Las demandas de ejecución hipotecaria llevadas a cabo por las entidades financieras siguen su ritmo insaciable, según los datos obtenidos por ADICAE de las estadísticas proporcionadas por el Consejo General del Poder Judicial. León es medalla de oro en demandas de ejecuciones en nuestro territorio con 400, seguida de Valladolid con 362 y Burgos con 291 en este dudoso y feo ránking .
A este respecto, los bancos consiguen la cuadratura del círculo con este tipo de contratos: ofrecen productos que les generan alta rentabilidad, aprietan metafóricamente el cuello del consumidor (no del todo, puesto que si se les va la mano con el interés el usuario no podría devolver la deuda) y en el caso de impago, sacan el comodín de la ejecución hipotecaria. Un negocio win-win de quien tiene la sartén siempre por el mango.
Estos datos demuestran la necesidad, expresada por Adicae en multitud de ocasiones, de las moratorias y otras medidas normativas para aliviar esa presión sobre el cuello de los hipotecados que, no olvidemos, son los primeros interesados en devolver el préstamo. Y es que parece evidente que estos datos ponen de manifiesto que las sucesivas reestructuraciones de deuda de la banca y del Código de Buenas Prácticas han derivado en un fracaso mayúsculo y en soluciones del todo ineficaces. Eso sí, para muchas entidades estas medidas han supuesto un lavado de imagen magnífico al que, por supuesto, no iban a renunciar.
Desde Adicae consideramos que dejar el control de las respuestas a los riesgos hipotecarios a quienes en muchas ocasiones han generado estos mismos riesgos es, como se dice en la cultura popular, dejar al lobo al cuidado de las ovejas. En nuestra asociación no estamos por la labor de que así sea.
