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Ya hay fecha para empezar a administrar la cuarta dosis de la vacuna contra el coronavirus

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Después de que la ministra de Sanidad, Carolina Darias, anunciase la llegada de 10 millones de vacunas adaptadas a la variante Ómicron en septiembre, la Comisión de Salud Pública ya ha fijado la fecha para comenzar a inocular la cuarta dosis o segundo refuerzo. Será el 26 de septiembre cuando empiecen a administrarse a los mayores de 80 años y a las personas mayores que viven en residencias.

La semana comenzó con el anuncio de Carolina Darias sobre la llegada de las vacunas de Pfizer y Moderna adaptadas a la variante Ómicron. España recibirá 10 millones de dosis este mes, y al igual que la campaña original, la estrategia prioriza a los mayores de 80 años y a los mayores que viven en residencias, para luego continuar con las personas a partir de 60 años.

La cuarta dosis o segundo refuerzo empezará a inocularse el 26 de septiembre, tal y como ha acordado la Comisión de Salud Pública, mientras que la campaña de vacunación contra la gripe arrancará el 17 de octubre.

España es uno de los líderes mundiales en vacunación frente al coronavirus, con más de 95 millones de vacunas administradas, un 92,8% de la población mayor de 12 años con pauta completa y más de 26 millones de personas con dosis de refuerzo.

Las vacunas adaptadas funcionan igual que las originales

La EMA ya ha dado luz verde a las vacunas adaptadas de Pfizer y Moderna para su uso en personas a partir de los 12 años que hayan recibido al menos la vacunación primaria. Estas vacunas son versiones adaptadas de las vacunas originales para atacar la subvariante Ómicron BA.1, así como a la cepa original de SARS-CoV-2.

Las vacunas se adaptan (es decir, se actualizan) para coincidir mejor con las variantes circulantes y pueden ampliar la protección frente a diferentes variantes y, por lo tanto, «se espera que ayuden a mantener una protección óptima a medida que evoluciona el virus». Según los estudios realizados, estas vacunas generan una «fuerte respuesta inmunitaria» en personas previamente inmunizadas. Los efectos secundarios observados con las vacunas adaptadas fueron comparables a los observados con las originales y, por lo general, fueron leves y de corta duración.

Ambas vacunas adaptadas funcionan preparando el cuerpo para defenderse contra el COVID-19. Cada vacuna contiene moléculas llamadas ARNm que tienen instrucciones para fabricar las proteínas de punta del SARS-CoV-2 original y la subvariante BA.1 de Ómicron. La proteína espiga es una proteína en la superficie del virus que el virus necesita para ingresar a las células del cuerpo y puede diferir entre las variantes del virus. Con la adaptación de las vacunas se pretende ampliar la protección frente a diferentes variantes.

Cuando una persona recibe una de estas vacunas, algunas de sus células leerán las instrucciones del ARNm y producirán temporalmente las proteínas de pico. El sistema inmunitario de la persona reconocerá esas proteínas como extrañas y activará las defensas naturales (anticuerpos y células T) contra ellas.

Si, posteriormente, la persona vacunada entra en contacto con el virus, el sistema inmunitario reconocerá la proteína espiga en su superficie y estará preparado para atacarla. Los anticuerpos y las células inmunitarias pueden proteger contra el COVID-19 trabajando juntos para matar el virus, evitando que ingrese a las células del cuerpo y destruyendo las células infectadas. Las moléculas de ARNm de las vacunas no permanecen en el cuerpo sino que se descomponen poco después de la vacunación.

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