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Visitar Luna y Babia es iniciar un viaje hacia los sentidos. Sus montañas, sus praderas y pastos de altura como destino trashumante, su modelado glaciar, conviven con el olor de su Historia, con sus evidencias megalíticas o su importancia en la Edad Media. Parque Natural y Reserva de la Biosfera, su visita no defrauda.
Iniciamos la ruta en Los Barrios de Luna, junto al embalse de Luna y donde podemos visitar el Museo del Pastor para conocer de cerca la Trashumancia. Siguiendo viaje, podemos contemplar el magnífico paisaje calizo hasta alcanzar Caldas de Luna, donde relajarse en su balneario para visitar después sus casas blasonadas. Cerca de Sena de Luna llegamos a la Ermita de Pruneda, divisoria entre Babia y Luna.
Entramos en Babia, con sus contrastes entre la pelada montaña caliza y las verdes vegas, retiro de reyes y destino de trashumantes. En esta ocasión, recorreremos sólo Babia de Abajo o de Yuso, visitando su capital, San Emiliano. Sus ferias de ganado, destacando el caballo hispano-bretón que, según la leyenda, era el Babieca del Cid Campeador. Sus montañas, coronadas por la imponente Peña Ubiña, albergan una fauna y flora espectacular, con múltiples especies endémicas.
Proseguimos camino para llegar a Torrebarrio, con sus casas blasonadas y sus maravillosas vistas, alcanzando Torrestío y el Puerto de Ventana, cuya panorámica embriaga nuestros sentidos en un mar de tranquilidad.
Y no podemos irnos sin conocer Riolago de Babia, con el Palacio de los Quiñones, sede de la Casa del Parque Natural de Babia y Luna, como resumen de tan maravilloso recorrido.
