El próximo 28 de octubre, familiares, amistades, compañeras y colectivos sociales saldrán a las calles de León para exigir justicia para Sandra Peña. La movilización nace, según los convocantes, del dolor y la rabia ante una muerte que no puede entenderse como un hecho aislado. “No fue un acto individual: fue la consecuencia de un entorno violento, opresivo y profundamente injusto”, subrayan.
Denuncia de una violencia estructural
Quienes impulsan la marcha sostienen que la desprotección institucional y la indiferencia social agravan el sufrimiento de las personas más vulnerables. “Basta de violencia y de negligencia; basta de la complicidad silenciosa que convierte el dolor en estadística”, reclaman. El caso de Sandra, insisten, obliga a interpelar al sistema: a quienes callan ante el maltrato y a quienes miran hacia otro lado cuando una mujer pide ayuda.
Memoria, reparación y compromiso colectivo
La jornada será, según la convocatoria, un acto de memoria, de denuncia y de compromiso. No solo por Sandra, sino por todas las “Sandras” que siguen vivas y luchan por no caer. “Sandra Peña no murió por decisión libre; fue empujada hasta el límite por un entorno hostil y una cadena de abusos”, señalan. El objetivo, apuntan, es transformar la tristeza en fuerza y el dolor en acción.
Un llamado a la comunidad educativa y a la ciudadanía
Los organizadores invitan a las y los estudiantes y al conjunto de la ciudadanía a no mirar hacia otro lado. “Porque ninguna muerte como la de Sandra debe repetirse; porque el silencio nos hace cómplices”, afirman. El mensaje enlaza también con una mirada global: la violencia es impermisible en cualquier lugar, ya sea en Palestina o en España, y no existen sufrimientos desconectados cuando la vida es arrebatada por el odio, la opresión o la indiferencia.
“Mientras persista la violencia, nadie será plenamente libre”
La convocatoria concluye con una idea central: la vida de Sandra, y la de todas las víctimas de la violencia, obliga a seguir resistiendo. Mientras exista una sola persona sometida a la violencia, recuerdan, ninguna sociedad puede considerarse verdaderamente libre.
